El final no estaba en el guión: once peruanos vestidos de rojo y blanco confundidos en un abrazo ante la mirada atónita de miles de brasileños. Ni el hincha más devoto de la Selección Peruana imaginó un desenlace más feliz: un 30 de setiembre de 1975, la bicolor derrotó 3-1 a Brasil en su mismísimo terreno y acariciaba la clasificación a las semifinales de la Copa América, la última en que salió campeón.
Luego de clasificar al Mundial de México, la Copa América de 1975 encontró a un plantel bicolor más maduro y cuajado futbolísticamente. La Selección Peruana arrancó con el pie en el torneo: líder e invicto del Grupo B luego de ganar tres partidos y empatar uno ante Bolivia y Chile. Debía dejar atrás a la poderosa Brasil para llegar a la final, una tarea títanica para la bicolor sin importar la época. Su única derrota ante Perú había sido en 1953. El panorama se ponía color de hormiga.
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El milagro del Mineirao
Pitazo inicial y se iniciaba el trascendental partido. Pocos peruanos en el Mineirao y miles al frente de sus televisiones, con una transmisión a blanco y negro, estaban atentos a cada movimiento. El poderío brasileño como local era de escándalo: su última derrota oficial en casa había sido ante Uruguay en el Mundial de 1950. Marcos Calderón, entrenador Perú, decidió alinear a Enrique Casaretto, la gran sorpresa en el once titular. El delantero hacía su debut en la Copa América y parecía que el ‘Chueco’ buscaba en él lo que Didí buscó con ‘Cachito’ en la Bombonera cinco años antes.
Al minuto 19, Teófilo Cubillas se escapó en el medio campo y mandó un pase largo a Enrique Casaretto, quien dominó el balón con la derecha y con esa misma pierna mandó el fuerte remate. Gol peruano. Era nuestra noche, pero la suerte nos dejó un rato en el 54': tras un mal rechazo defensivo, Roberto Batata anotó el empate. Una falta en contra de Oblitas cerca del área empezó con el fin de la fiesta local. Teófilo Cubillas hizo gala de su buen pie y anotaba el segundo gol de la Selección Peruana de un magistral tiro libre a los 82’.
Casaretto y el saltito inmortal
La pesadilla de Brasil llegó a su punto máximo cuando faltaban dos minutos. Tras un balón aéreo disputado en la mitad del campo, Enrique Casaretto se escapó por izquierda y anotaba el tercer gol de la Selección Peruana. El delantero mandó un derechazo desde fuera del área y no paró de correr hasta la celebración, en la que hizo dos saltos con los brazos arriba. Siempre fue identificado por este peculiar gesto por el resto de los años.
"Marcos Calderón me puteó en todo el partido. Cuando marqué el segundo gol, fui a buscarlo y pensaba: ¿se lo grito en la cara?, ¿me tiro al piso?, ¿le muevo los puños para adelante y para atrás? Pero en eso vi que mis compañeros ya estaban cerca y por eso di ese salto de rarito", contó el 'Loco' años después.
Si ‘Cachito’ Ramírez pasó a la inmortalidad por su doblete en la Bombonera, el ‘Loco’ Casaretto quedó en la memoria de los hinchas de la Selección Peruana tras se el héroe del Mineirao. Perú daba un gran paso en lo que fue su consagración en la Copa América de 1975. El ex futbolista de Universitario de Deportes y Sporting Cristal se retiró una temporada después en el Miami Toros a los 31 años.
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