Hace casi dos años, Willian metió un gol frente a Venezuela y, horas después, su mundo se vino abajo. Su madre acababa de morir y él se hundió en la peor fase de su vida. Perdió cuatro kilos y las ganas de casi todo, pero se levantó y ante México volvió a ser el 'cohete' que puso a Brasil en órbita.
Así, 'fogetinho' (cohetito), le había bautizado Tite el año pasado. Sus potentes arrancadas y tremenda velocidad de ataque bien le valían el sobrenombre a este explosivo centrocampista que vino a resurgir en Samara, ciudad del suroreste de Rusia que centraliza la producción de material espacial. Y de cohetes.
"Estoy feliz por el apodo cariñoso con el que me llama Tite, 'foguetinho'. Pero lo importante es que el equipo venció. Estoy feliz por mi actuación, pero mucho más por la victoria y por todo el equipo", afirmó tras el encuentro.
No olvidará el discreto Willian Borges da Silva, de 29 años, los octavos contra México (2-0), donde por fin logró despegar en Rusia con una brillante segunda parte en la que sacudió el ataque brasileño y puso la asistencia para el tanto de Neymar. Todo esto tras un inicio del Mundial bastante discreto y con un público pidiendo a Douglas Costa titular, tras su brillante juego ante Costa Rica, pero manteniéndose en el once por la lesión del hombre de la Juventus.
El 'cohete', sin embargo, llegaba a medio gas a Samara. Pese a haberse mostrado convincente en los amistosos, el Mundial no le había sentado bien a Willian, muy lastrado por la importante ausencia de Dani Alves en la banda derecha.
Un padre
Y, a pesar de las críticas que crecían en un país que comenzaba a ponerse nervioso, Tite nunca dudó de este paulista de pocas palabras. "El equipo va consolidándose. Miren la trayectoria de Willian y Paulinho, lo consistentes y decisivos que fueron. ¿Cómo puedo no tener eso en cuenta? (...) Ellos lo construyeron durante los 23 partidos", lanzó el técnico antes del duelo contra Serbia.
Aunque no dudó en reemplazarle por un pujante Coutinho cuando perdió el nivel durante las eliminatorias, Willian siempre ha sido fundamental para Tite, haciéndole entrar en 23 de los 25 duelos que ha dirigido. Él lo sabe, y así se lo agradeció durante los primeros días de la concentración en Londres.
"Para mí, Tite no es solo un entrenador, es mucho más, es como un padre también. Es un hombre muy inteligente, que sabe controlar muy bien el grupo, que pasa el mensaje correcto para nosotros. Siempre con un plan A y un plan B", contó uno de los seis supervivientes del desastre del Mundial-2014.
Sacudida
Él ya ha conocido bastantes técnicos, desde que se destacó en la base del Corinthians, el club del alma de su familia. También de su madre, Maria José, doña Zezé, que tuvo que ver cómo su hijo se iba de casa a los 19 años a buscar fortuna en el Shakhtar Donetsk de Ucrania. Allí estuvo casi seis temporadas, antes de saltar al Chelsea en 2013 tras un breve paso por el Anzhi ruso.
Desde entonces, fue ganando importancia en Londres hasta que todo se truncó en octubre de 2016, cuando él estaba en pleno trasbordo de aviones en Canadá. Su madre, a la que acababa de dedicar su tanto en Venezuela, fallecía tras una recaída en su lucha contra el cáncer. "Afectó muchas cosas. Fue una sacudida emocional, física, perdí peso", contó el año pasado en una entrevista con UOL.
Pero siguió adelante.
"Me pasó por la cabeza pedir un tiempo para descansar mentalmente, porque estaba mal. Pero después de una semana en Brasil teníamos un partido contra el Manchester United y decidí volver", recordó.
Ahora, este chico de gesto serio y voz baja tiene un objetivo muy claro rumbo a Moscú. "Ya tenía el sueño de disputar otra Copa del Mundo, pero el sueño de mi madre era siempre verme en la selección, poder ganar el Mundial. Si puedo ser campeón, será por ella", reveló. / AFP