La final de la Copa América Centenario, disputada entre Argentina y Chile, se amplió hasta el tiempo suplementario y, en el primero de ellos, el marcador se mantenía en cero. Ambos equipos nunca dejaron de lado las fuertes entradas.
Como prueba de lo anterior, más del 50 por ciento del partido se ha jugado con 10 integrantes por equipo a causa de las expulsiones del argentino Marcos Rojo, y del centrocampista chileno, Mauricio Díaz.
Cuando ambas selecciones disputaban el primer tiempo suplementario sucedió un momento curioso, minuto 98 y Lionel Messi fue empujado por Vargas (CHI), aquel contacto generó que el argentino desequilibre al árbitro y este caiga al grass.
La anécdota no pasó a mayores ya que el máximo juez del encuentro comprendió que fue una casualidad y nadie tuvo la intención de agredirlo o perjudicarlo de cualquier otra manera.
Es normal que este tipo de encuentros se muestren friccionados desde un inicio, la naturaleza se debe a todo lo que hay en juego, en este caso: la gloria de ser campeón de América.
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