¿Por qué recordar es volver a vivir? Esta es una frase que podría aplicarse este domingo, ya que la Selección Peruana y Ecuador podrían revivir el famoso lanzamiento de una moneda para decidir su futuro en la Copa América Centenario. Así como lo lees, se podría revivir una acción que sucedía con mucha frecuencia el siglo pasado cuando equipos y países quedaban empatados en absolutamente todos los criterios.
La 'Bicolor' se encuentra en el segundo lugar del grupo B y está empatada con Brasil con cuatro unidades, sin embargo, la 'Canarihna' tiene más goles a favor. Los ecuatorianos se ubican en la tercera casilla con dos unidades mientras que Haití ya no tiene posibilidades. Si el conjunto nacional empata con los dirigidos por Dunga y los de Gustavo Quinteros vencen por la mínima a los centroamericanos, ambas selecciones tendrían un triunfo, dos empates, un gol a favor y cinco puntos en la clasificación. Sí, todos los criterios estarían completamente igualados.
Tabla actual del Grupo B
Por lo tanto, si estos resultados se dan, el futuro de Perú y Ecuador en la Copa América Centenario sería definido por el azar, pues ambas selecciones también empataron 2-2. Si te preguntas, ¿Cómo se solucionaría esta situación? pues se tendría que lanzar una moneda para ver cuál de los dos combinados pasaría a los cuartos de final del torneo. Un hecho que ya sucedió en una Eurocopa, Mundial y, también, en el torneo más antiguo a nivel de selecciones.
Literalmente, a Italia se les puso la suerte 'de cara' en la Eurocopa de 1968. Los italianos habían quedado primeros del grupo 6 con once unidades, por delante de Rumanía, Suiza y Chipre. En los cuartos de final, los dirigidos por Ferruccio Valcareggi vencieron a Bulgaria y, a partir de las semifinales del torneo, Italia fue la sede definitiva.
La 'Azurri', que contaba con Zoff, Facchetti, Anastasi, Domenghini y Prati enfrentó el 5 de junio a la poderosa Unión Soviética – Un título y un subcampeonato en Europa – en el estadio San Paolo, Nápoles. Durante los 90 minutos, el partido estuvo empatado 0-0. Se jugó el tiempo extra, ¿Y qué pasó?, pues también quedó empatado 0-0. ¿Por qué no se fueron a penales?, porque aún no existía esta modalidad. ¿Por qué no disputó un partido adicional?, porque en aquel entonces esa condición solo se podía realizar en una final la cual, además, se jugaba dos días más tarde. No, No había tiempo. Solo había una manera de definir quién sería el finalista de la Eurocopa y lo haría el azar.
Los nervios se apoderaron de los cerca de 68 mil personas que habían en el mítico San Paolo. Los dos capitanes acompañaron al árbitro del partido, Tchenscher, a los vestuarios mientras que los demás jugadores esperaban en el terreno de juego. Giacinto Fachetti, capitán italiano, fue quién salió con una felicidad tremenda, reflejada, literalmente, en su "cara", ya que ese fue el lado de la moneda que escogió.
"La moneda se cayó por una grieta del suelo, el árbitro la sacó y la volvió a lanzar. En esta ocasión se quedó plana y de inmediato vi que había salido cara, lo que yo había elegido. Fui corriendo hacia el césped y, en cuanto mis compañeros vieron mi cara, lo celebramos todos. El San Paolo enloqueció", contó Fachetti. Fue la suerte del campeón. Italia enfrentó a Yugoslavia en la final y empató 1-1 en el partido de ida y 2-1 en el de vuelta. La única Eurocopa que han conquistado los italianos hasta el día de hoy.
Este torneo no tuvo una sede fija, por lo que se jugaba un partido de ida y otro de vuelta. La selección de Brasil había quedado primera del grupo B por delante de Argentina y Ecuador, por lo que tuvo que enfrentar en semifinales a Paraguay, equipo que había clasificado de manera directa a dicha fase por haber sido el último campeón.
El partido de ida se jugó en el mítico Defensores del Chaco el 13 de octubre. Morel adelantó a los locales en el minuto 70 y, cuando parecían que se llevaban la victoria, apareció Éder en el minuto 88 para silenciar a los hinchas paraguayos. Todo se decidiría una semana más tarde en el Parque do Sábia, Uberlândia.
El encuentro de vuelta se disputó el 20 de octubre. El partido no tuvo mayores acciones de peligro y acabó 0-0. El árbitro del encuentro, el argentino Juan Carlos Loustau, fue el encargado de decir el futuro de ambas selecciones, pues tuvo que recurrir al famoso lanzamiento de una moneda. ¿Qué hizo? pues algo conocido, citó a ambos capitanes al vestuario local. Brasil clasificó a la final.
En el Mundial de Italia 1990, Irlanda y Holanda se encontraban en el Grupo F junto a Inglaterra – clasificó con cuatro puntos – y Egipto (eliminada con dos unidades). Los irlandeses y holandeses se enfrentaron en la última fecha el 21 de junio. Estaban empatados en todo. Era un encuentro decisivo. El que ganaba, clasificaba. Gullit había adelantado a la 'Naranja Mecánica' en el minuto 10 del partido, pero en el 71 Quinn empató el encuentro. Sí, ambas selecciones empataron en todo; tres empates, dos goles a favor y dos goles en contra.
Nuevamente, el lanzamiento de una moneda iba a determinar el futuro para ambas selecciones. Por suerte, en ese entonces pasaban a octavos los cuatro mejores terceros de los seis grupos, por lo que el comité organizador sólo tuvo que "sortear" el emparejamiento de ambos equipos en octavos. Uno pasaría como segundo del grupo y el otro como mejor tercero. Los irlandeses ganaron el sorteo y se enfrentaron a Rumanía. Los 120 minutos del partido quedaron empatados en un aburrido 0-0, por lo que todo se decidió en la ronda de penales. Los irlandeses ganaron 5-4. En los cuartos de final perdieron 1-0 con Italia. Por otro lado, a Holanda le correspondió Alemania y fue eliminada por 2-1 con goles de Klinsmann y Brehme. Koemman descontó en el 89, pero no fue suficiente.
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