La temporada 2019/20 iniciaba con un reto complicado para el FC Barcelona. Los dirigidos por Ernesto Valverde viajaban a Bilbao con la intención de sumar de a tres, pero con una baja sensible como la de Lionel Messi. San Mames (estadio del Athletic Club) era complicado, pero su favoritismo de siempre –merecido, eso sí–hacía pensar que regresarían con los tres puntos (a pesar de que en la 2018/19 igualaron 0-0).
Diez temporadas habían pasado desde la última vez que el Barça perdió en su debut (1-0 ante el Numancia en el primer partido de Guardiola), por lo que no había pesimismo para pensar que comenzarían la búsqueda por revalidar el título con una derrota. Sin embargo, Aritz Aduriz se encargó de tirarles un vaso de agua fría con un golazo sobre los 89 minutos.
Pero el trámite, en los 88’ anteriores, ya daba algunas pistas de que los ‘azulgranas’ dejaban dudas en el inicio de una nueva Liga Santander. El DT Gaiska Garitano alineó con un 4-3-3 con algunas sorpresas. Ni Sergio Busquets, tampoco Ivan Rakitic, eran de la partida y sí estaban Carles Aleñá y Sergi Roberto. El resto del XI estaba conformado por Marc Ter Stegen; Nelson Semedo, Gerard Piqué, Clément Lenglet, Jordi Alba, Frenkie De Jong, Ousmane Dembelé, Luis Suárez y Antoine Griezmann.
Sin Messi había que ser más fuertes colectivamente, pero fue el colectivo, precisamente, el que pareció no funcionar. Raúl García caía sobre De Jong para evitar la salida limpia del cuadro visitante, mientras que el resto de mediocampistas sucumbían ante la presión del Athletic, que los tenía bien monitoreados en la mitad de la cancha.
Griezmann y Dembelé, muy abiertos en banda, no podían generar ventajas en el uno contra uno porque en el medio no había nadie que junte a los jugadores rivales. De esa manera, el primer tiempo terminó siendo muy peleado, pero con pocas ocasiones claras de gol, salvo un disparo de Rafinha, quien ingresó por Suárez y cambió la dinámica, que chocó en el travesaño.
Fue el brasileño-español quien cambió el rumbo del partido a favor del ‘Can Barça’. Ingresó a los 36’ por un golpe sufrido por el ‘Pistolero’ y, aunque parecía ser un bajón en nivel individual, le dio algo al equipo que parecía no tener durante esa primera media hora que era, precisamente, la capacidad de centralizar su posición.
Al puro estilo del ‘10’ argentino que no pudo estar en el debut liguero, Rafinha iniciaba sus incursiones por la banda izquierda y entraba para generar superioridad numérica en el centro del campo. Así, el Barça empezaba a encontrar libertades en las bandas y las sensaciones de peligro se incrementaban con el pasar de los minutos.
Esto se confirmó en la segunda parte cuando Valverde le dio minutos a Ivan Rakitic. El croata reemplazó a Aleñá y le dio una altura diferente al equipo en el mediocampo, en donde De Jong ya no era la única opción de pase en la medular, sino que también estaba el ‘4’ para ser una opción ante la presión adelantada que intentaban los vascos.
Los azulgranas mejoraron, pero nunca alcanzó para generar peligro real en el área de Unai Simón que estuvo muy bien defendido por sus centrales Unai Núñez y Yeray Álvarez. Con una buena puesta en escena, el Athletic parecía asegurar el 0-0, pero el ingreso de Aduriz sobre el final le terminó dando una victoria impensada gracias a una pirueta en el área de Ter Stegen.
Valverde y su Barza quedaron en deuda en un debut que pintaba para ser una fiesta azulgrana. Pero, lo positivo, es que esto recién empieza y tiene mucha liga para recuperarse. Además, contarán ya con Lionel Messi y, seguramente, sus figuras y jales se irán asentando más con el transcurso de los partidos. Es necesario que se laven la cara.
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