La historia de ‘David contra Goliat’ se suele utilizar en el ámbito futbolístico cuando un equipo humilde se enfrenta a uno de los grandes de la competición. En este término, el Getafe CF lleva años siendo un ‘David’ empeñado en dar guerra a los gigantes de este deporte. El orgullo de una ciudad de unos 170 mil habitantes que, tras vivir durante mucho tiempo a la sombra de otros equipos de la Comunidad de Madrid, apareció repentinamente en Primera División en 2004 para convertirse en lo que ya es un clásico de la máxima competición española.
En el fútbol, pocas sensaciones son equiparables a la de vencer a un grande siendo uno de los “pequeños”, y si hay un equipo experto en estas lindes son los “azulones” (llamados así por su color característico). El misterio de este espíritu de valentía muchos lo explican a partir de su estadio, el lugar donde a los grandes cada vez les gusta menos jugar, el Coliseum Alfonso Pérez.
Ubicado en el norte de Getafe y con un aforo de poco más de 17 mil espectadores, el templo azulón ha vivido algunos de los momentos más emocionantes del fútbol español. Para el recuerdo quedará aquella noche del 10 de mayo de 2007, en la que ni siquiera el gol ‘maradoniano’ de Lionel Messi, en aquella ida de la semifinal de Copa del Rey que ganaron los blaugranas por 5-2, pudo eclipsar lo que se vendría en el partido de vuelta.
Una remontada antológica del Getafe CF por 4-0 que le daría el pase a la ansiada y primera final de copa de su historia. Aquel ‘Geta’ era un auténtico matagigantes, y a punto estuvo de conseguir una hazaña aún más grande, esta vez en Europa y ante un gigante del viejo continente.
Y es que, en abril de 2007, el Getafe CF vivió una de sus noches más grandes y, a la vez, una de las más tristes en su historia. Tras el 1-1 en el Allianz Arena, en la vuelta jugada en el Coliseum los azulones se sobrepusieron a la expulsión en la primera parte de Rubén de la Red para llegar al final de los 90 minutos con otro empate a 1. En la prórroga, el Getafe CF consiguió ponerse por delante 3-1, resultado que acabaría empatando de manera in-extremis Luca Toni los últimos 5 minutos con un doblete.
El legendario portero Oliver Kahn, afirmó que en su vida profesional se había sentido como en el Coliseum Alfonso Pérez, “que jamás había visto nada igual”. Esta serie de partidos le valió al equipo para ganarse una simpatía del fútbol español y europeo que reconocía el esfuerzo y entrega de un equipo tan humilde como guerrero.
Porque si algo representa al Getafe CF es la garra y entrega en cada partido, un carácter que va de la mano con el de los habitantes del propio municipio y que genera un auténtico sentimiento de orgullo y defensa de los colores. Porque temporada tras temporada, el Coliseum Alfonso Pérez se ha convertido en un campo temible para el resto de equipos. Porque no hay nada como ser pequeño y llegar a ser grande.
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