Otra vez fuera en octavos, pero con la sensación de que la generación liderada por Marta deja un legado en Francia 2019. La selección de Brasil se despidió ante la anfitriona, pero lo hizo con honores, emocionando a la Torcida y prometiendo volver a dar batalla dentro un año en Tokio 2020.
La imagen de los tres iconos de la selección brasileña dejándose el alma en el estadio Oceane de Le Havre impactó en el gigante sudamericano, con gran parte de los telespectadores aparcando el Argentina-Catar de la Copa América para seguir a las suyas, eliminadas de nuevo en octavos, como en Canadá 2015.
Formiga, a sus 41 años, forzó hasta la segunda parte a pesar de sufrir una lesión en el pie. Cristiane, de 34, duró hasta el comienzo de la prórroga, cuando se hizo daño al intentar un disparo desde el mediocampo. Solo quedó en pie Marta, de 33, que sostuvo durante 120 minutos a su equipo, a pesar de que también jugaba lesionada, según confirmó su seleccionador Vadao.
"El fútbol femenino depende de ustedes. No van a tener una Formiga para siempre, una Marta o una Cristiane. Piensen en eso, valoren más. Lloren al principio para sonreír al final", señaló nada más finalizar Marta, con lágrimas en los ojos, a una cámara de televisión, en un discurso dedicado a la nueva generación de su país.
Hace tiempo que la seis veces mejor jugadora del mundo juega por algo más que trofeos. Consciente de su papel de icono, busca que sus acciones y sus palabras trasciendan e inspiren a las jóvenes en un momento clave en la evolución del fútbol femenino.
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