El cuadro blanquiazul es líder del Torneo Apertura y debutó con un empate en la Copa Libertadores. (Foto: GEC)
El cuadro blanquiazul es líder del Torneo Apertura y debutó con un empate en la Copa Libertadores. (Foto: GEC)

Año a año, para todos los equipos que participan en la Liga 1, la meta es ganar el título y clasificar a una copa internacional. Y más allá de la gloria deportiva que supone ser el mejor y haber superado a todos sus rivales –lo que bien podría ser un logro por sí mismo– un premio nada despreciable es el económico. Por eso, para todos los equipos, y sobre todo para los ‘grandes’ como , y Cristal, no clasificar a un torneo internacional es un fracaso.

Con los nuevos premios estipulados por Conmebol para este año, solo con estar en la fase de grupos, un equipo recibe 3 millones de dólares. Por jugar la Fase 1 –este 2023 la disputó Sport Huancayo–, un equipo se lleva 400 mil dólares; 500 mil por estar en la segunda etapa y 600 mil por la tercera. Por cada partido, el ingreso es de 100 mil dólares.

Es decir, Sport Huancayo, pese a despedirse temprano del torneo, se llevó un premio nada despreciable. Cristal, por su parte, ya lleva acumulado un premio de más de cuatro millones de dólares, al haber superado dos fases, jugar la etapa de grupos y haber disputado ya un partido. Y por ganar un partido, la suma aumenta hasta los 300 mil dólares. ¿Y en la Copa Sudamericana? 100 mil por partido ganado. Nada mal, ¿no?

Por más que muchos hinchas, azuzados por las discretas campañas de los equipos peruanos en los torneos internacionales, exclamen ese ya conocido “¿para eso van?”, la no clasificación a estas copas, representa un fracaso para los clubes que aspiran a llegar a ellas. Un triunfo alegra y enamora al hincha, eso descontando el efecto en la autoestima y el ego de los equipos. Pero no olvidemos cómo se pagan las cuentas. Por eso, es obligación de todo equipo –más si eres considerado ‘grande’– llegar a un torneo internacional. Pero como las aspiraciones no se concretan solas, se necesita una planificación ardua y trabajada. Al final, termina siendo una inversión. Eso sí, una vez ahí, no hay que conformarse, hay que buscar trascender. Ahora aún más, con los nuevos –y jugosos– premios anunciados por Conmebol.

Alianza Lima, por ejemplo, ha armado un equipo no solo para ganar el tricampeonato. Obvio, su meta es lograrlo, pero su visión implica también avanzar en la Copa Libertadores, ese duro escollo de los últimos años. Y aunque romper esa tenebrosa racha de 30 partidos sin ganar en el torneo ya es una motivación suficiente, ahora tiene el plus del incremento del premio por partido ganado. Igual le pasa a Cristal y Melgar, nuestros otros representantes en el máximo torneo continental. Y también Universitario y César Vallejo, que luchan en la Copa Sudamericana. Si bien el premio no es igual, no deja de ser un ingreso potente. Eso sin contar la taquilla que se genera en cada partido de la participación internacional.

Por eso, que Alianza Lima, Cristal, Melgar, Universitario y César Vallejo estén disputando torneos internacionales –y mención también para Sport Huancayo, Cienciano y Binacional– habla bien de su planificación en su objetivo de llegar a esta meta. Pero no se debe limitar a eso. Como han hecho algunos de los equipos mencionados, las aspiraciones deben escalar un peldaño para procurar hacer buenas campañas, no solo ir a cumplir. A veces no alcanza, pero el intento –sustentado en argumentos– no puede faltar.

Claro, una vez ya en la Copa Libertadores o la Copa Sudamericana, los equipos hacen lo posible para hacer buenas campañas, algo que lamentablemente no se da salvo aisladas excepciones, como Melgar en 2022. Nadie fracasa o pierde un partido porque quiere. A veces no alcanza. Pero debe haber planificación para ser competitivo. Los nuevos premios de la Conmebol por ganar un partido –algo nada descabellado, pero surrealista para un equipo peruano–hacen que trascender en las copas internacionales y cosechar triunfos sea una obligación. La satisfacción de un triunfo y el alivio de la billetera debería ser motivación suficiente.

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