El año pasado, Universitario perdió el título por la falta de gol. En agosto, con la partida de Germán Denis, los cremas nunca encontraron la manera de reemplazarlo –Osorio, Olascuaga y Vaca fueron una solución–, y el Clausura se les escapó en la última recta. Por más que lograron dos triunfazos en Huánuco y Huancayo, acabaron el torneo como el cuarto equipo menos efectivo, con apenas 16 goles en 17 partidos. Es decir, ni un gol por encuentro.
Este año, con la llegada de Gregorio Pérez, la ‘U’ entendió que es mejor prevenir que curar. Fue el propio entrenador quien llegó a Lima con Jonathan dos Santos y Luis Urruti, dos jugadores ofensivos con números aceptables el año pasado (13 goles del ‘punta’ y seis del extremo). Con trabajo, ambos fueron capaces de eliminar el incómodo mal llamado ‘tiempo de adaptación’. Entrenaron, saltaron a la cancha y rindieron de arranque. Sin más.
Dos Santos es el típico delantero que arranca aplausos por ir hasta la última pelota. Apenas tiene –o se genera– un espacio, no duda y patea. Lucha y pelea. Es ‘cargoso’, y eso gusta. Un ‘9’ hecho a la medida de un equipo aguerrido por historia. Y que comenzó marcando en amistosos, Copa y Liga 1.
Urruti, más de lo mismo. Mete, pero también juega. Y si bien su posición natural parte fuera del área, termina definiendo la mayoría de sus jugadas por dentro. Y otro detalle: en los seis partidos oficiales que lleva la ‘U’ este año, solo no marcó ante Cerro Porteño en Paraguay. ¿Los autores? Hohberg, Millán, Succar y los dos paisanos de Don Gregorio. Es decir, solo han celebrado delanteros y volantes ofensivos. Esto recién empieza, pero a esta ‘U’ ya no le falta gol.
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