Eder Militao es una prueba más de que el talento para el fútbol está en los genes. Es indispensable entrenar y perfeccionarse, pero si no lo llevas en el ADN, no hay vuelta que darle. El defensa más caro de la historia del Real Madrid, que ha pagado 50 millones de euros al Porto y lo ha presentado este miércoles en el Santiago Bernabéu, 'descubrió' el fútbol a los 12 años. A esa edad, los niños de Brasil ya llevan una vida jugando en las calles.
Su padre, Valdo Militao, fue un lateral derecho entusiasta que deambuló por varios equipos brasileños, cuyo máximo logro fue jugar en el Corinthians, entre 1994 y 1995. Ya retirado, en el año 2000 inscribió a su hijo de 12 años en el Proyecto Camiseta 10, dirigido por su amigo Agnello Souza. "Eder nunca fue fan del fútbol. Le encantaba volar cometa, correr detrás de ella y andar en bicicleta. Pero un día lo vi jugar con sus amigos y dije: '¡Es bueno!'", comentó en un reportaje para la web portuguesa Mais Futebol.
"Al inicio, Eder era volante. Hacía goles, pateaba fuerte, sus pases eran buenos. A los 13 años jugaba igual o mejor que los de 15. Su padre decía que se parecía mucho a él, pero era mentira. Eder era mucho mejor que él (risas). Vi esas cualidades y a lo llevé a tres pruebas en Sao Paulo. A la tercera, con 14 años, lo escogieron", recuerda Souza, también para Mais Futebol.
Aquel momento cambiaría la vida de Eder Militao. De matar el tiempo con los amigos en el barrio de Sertãozinho, a las afueras de Sao Paulo, pasó a internarse en la base de Cotia, donde entrenan las divisiones menores del 'Tricolor paulista', a 320 kilómetros de casa. Han pasado siete años y el actual defensa del Real Madrid todavía lo recuerda, aunque sin la emoción de sus tutores. "Fui a probar suerte, pero sin expectativa. Si pasaba o no, me daba igual", indicó en una entrevista a UOL Esporte.
El volante que no quería ser central
Eder Militao llegó a Sao Paulo como volante, pero después de unos días el entrenador, Geraldo, lo probó en otros puestos. "Primero de volante ofensivo y, tres días después, de central. Cuando sucedió eso, me lo contó preocupado. No conocía la posición y disfrutaba más con el balón que quitándolo. Le dije que se calmara, que si habían decidido eso era porque algo bueno le habían visto", señala su padre.
En ese lugar del campo, Eder Militao completaría su formación como futbolista, la cual le permitió jugar el Mundial Sub 17 con Brasil, en 2015. El 'Scratch' llegaría hasta cuartos de final, eliminado por Nigeria, a la postre campeón. Las decepciones, Militao las digería de la manera que mejor sabía: volando cometa. "Nunca se había visto eso en el Centro de Entrenamiento de Sao Paulo. Iban a prohibírselo, pero al ver su alegría, la psicóloga ordenó que lo dejaran porque era una forma de terapia", asegura Valdo.
Dos años después, con 19, Eder Militao debutaría con el primer equipo de Sao Paulo, en la derrota por 1-0 ante Cruzeiro, por el Brasileirao. Sin embargo, Dorival Júnior priorizó su velocidad y técnica a su altura (1.86 m), fuerza y juego áereo, y lo ubicó como lateral derecho. Custodió esa banda durante la edición 2017 de la liga brasileña y hasta julio de 2018, cuando Porto tocó su puerta.
Por entonces, el 'Tricolor paulista' era líder del Brasileirao y Eder Militao, revelación en 2017, ya era un jugador consolidado pese a no llegar ni a los 50 partidos con el 'Tri'. Su contrato vencía a fin de año, pero el 'Dragao' no quiso esperar para llevárselo libre. La competencia iba a ser durísima, así que desembolsó 7 millones de euros por su ficha, de cara al inicio de la temporada 2018/19.
Cuando los periodistas de Mais Futebol viajaron hasta Sertãozinho para elaborar el reportaje, Eder Militao ya estaba entrenando con el Porto. Solo días después, sus padres y su hermana, de 7 años, le darían el alcance allá. En la maleta de la familia Militao podía faltar cualquier cosa, menos algo. "La 'pipa' –así se le dice a la cometa en Brasil– ya está empacada. Es imposible que él viva sin ella", finaliza Valdo, el orgulloso padre.
La timidez, su rival más grande
La cometa, la bicicleta o correr son pasatiempos que uno disfruta sin compañía. Con esas recreaciones Eder Militao se entretuvo hasta los 12 años, de modo que, probablemente, ello explique su extrema timidez. Prácticamente no da entrevistas, y durante su presentación en el Real Madrid respondía las preguntas de manera muy precisa, algunas solo con un frío "sí" o "no".
No es difícil imaginar que alguien tan introvertido y de tan pocas palabras tenga la paciencia como virtud. Y el brasileño es muy consciente de ello: lleva tatuada dicha palabra paciencia (en inglés) en la nuca. "Lo hice en homenaje a mí mismo. Todo el mundo me dice que pueden estar desesperados y yo sigo calmado. Jugando como defensa, es algo muy importante", cuenta a UOL.
La paciencia le da confianza, tanta que cree que no la pasaría mal si enfrente está el mismísimo Lionel Messi. O, al menos, no tan mal como delante de una cámara. "¿Prefieres marcarlo en la final de la Copa América o dar una entrevista?", le preguntaron los periodistas de UOL, antes del inicio del torneo continental, del cual Brasil acabaría siendo campeón. "Marcar a Messi, sin duda", fue la respuesta de Eder Militao. "Pero espero vencer la vergüenza con el tiempo", añadió.
¿Podrá hacerse un lugar como central compitiendo con Raphael Varane y a Sergio Ramos? Con 21 años, y tras firmar un contrato por seis, está claro que en el Real Madrid lo ven como una apuesta a futuro. Y quizá él mismo lo sepa, por lo que su objetivo de esta temporada tal vez sea solo adaptarse. Pero Eder, ya sabemos, no se tiene que proponer algo para conseguirlo: como cuando superó la prueba en el Sao Paulo, la cometa puede volar más alto de lo que uno cree.
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