Todo equipo cuenta con ese jugador que no brilla, pero que da luz al resto; que difícilmente lucirá un 'caño' o un sombrero, pero que es capaz de tirarse de cara en cada dividida. En el Real Madrid ese jugador se llama Mateo Kovacic, y el último Clásico lo confirmó. Esta es la historia del niño que tenía de ídolo a Luka Modric, y que hoy comparte el medio campo blanco con él.
Kovacic nació el 6 de mayo de 1996 en Linz, Austria. Sus padres habían huído cinco años antes de la Guerra de los Balcanes. Fue en su ciudad natal donde empezaría a mostrar su habilidad para el fútbol, y a dar sus primeros pasos cuando apenas tenía seis años, en el que fue su primer club, el LASK Linz.
Pese a que clubes importantes como Ajax, Inter Milan, Juventus, y Bayern Munich lo tuvieron en la mira, sus padres decidieron aceptar la oferta del Dinamo Zagreb, al que llegó en el 2007 con 13 años de edad.
Y en el gigante de Croacia fue donde conoció a su ídolo. Mientras kovacic seguía su meteórico ascenso, en el primer equipo ya brillaba, con menos de 20 años, uno de los mayores talentos que dio el fútbol croata, Luka Modric, quien se convirtió en el ídolo del pequeño Mateo.
Pero no todo fue fácil para él. Con 15 años, sufrió una doble fractura de tibia y peroné, pero su constancia lo llevó a volver a los campos de juego diez meses después de la lesión; y desde entonces nadie lo paró.
En el 2010 debutó en el primer equipo y se convierte en el goleador más joven de la historia de la liga croata con 16 años. Y al año siguiente, se estrenó en Champions League nada menos que ante el Real Madrid.
Su carrera continuó en el 2013 en el Inter de Milán, club al que llegó a cambio de 15 millones de euros. Sin embargo, no le fue del todo bien y dos años después, Mancini decidió dejarlo partir.
Pero a Kovacic le esperaba algo mucho mejor. El 19 de agosto de 2015 fichó por el Real Madrid por 30 millones de euros, y cumpliría uno de sus máximos sueños: jugar al lado de su ídolo, Luka Modric.
Tras unos primeros años en la 'Casa Blanca' algo inestables, por lo general relegado al banquillo, esta temporada ha iniciado con otros matices para el croata, quien fue titular en los Clásicos de la Supercopa de España, y lo hizo a un gran nivel, compitiendo e incluso superando en varios pasajes de ambos encuentros nada menos que al propio Lionel Messi.