El Chelsea FC, propiedad del oligarca ruso Roman Abramovich, que el sábado cedió la gestión del club a la fundación tras 20 años en el cargo, ha lamentado la “horrible y devastadora” situación en Ucrania, pero ha evitado mencionar a Rusia en el escueto comunicado de 24 palabras que publicó sobre el conflicto armado, un día después de la salida del ya su exmagnate.
“La situación en Ucrania es horrible y devastadora. Los pensamientos del Chelsea FC están con todos en Ucrania. Todos en el club rezan por la paz”, señaló el club londinense en un comunicado publicado este domingo.
El sábado, Abramovich, que compró el Chelsea en 2003, dio un paso al lado y anunció que dejaría el club en manos de la fundación del equipo inglés. “Siempre he tomado las decisiones por el mejor interés para el club. Sigo comprometido con esos valores. Por eso hoy estoy entregando en fideicomiso a la Fundación benéfica del Chelsea la administración y el cuidado del Chelsea FC”, indicó.
Abramovich es una de las personas más ricas de Rusia y se considera cercano al presidente Vladimir Putin. Tras la ofensiva rusa en Ucrania, varios medios aseguraron que se le prohibiría la entrada en el Reino Unido, aunque todavía no ha sido confirmado por las autoridades del país.
Su cercanía con Vladimir Putin
Abramovich participó por más de 8 años en la política rusa luego de ser nombrado representante en la Duma (Cámara Baja) por la región de Chukotka (extremo oriente), en 1999. En diciembre del 2000, fue elegido gobernador de dicha región y, en 2005, el presidente Vladimir Putin decidió seguir manteniéndolo en el cargo para un segundo periodo.
Si bien es cierto, el magnate vive y trabaja desde hace años en Inglaterra, y desde ahí aseguran que su amistad con Putin lo expone a duras sanciones. Sus vínculos son investigados desde el 2019, cuando el medio inglés The Guardian reveló que participó en “actividades y prácticas corruptas” vinculadas al gobierno del presidente ruso.
Ahora, según The Sun, el Reino Unido no le renovará su permiso de residencia, ni con el pasaporte ruso, israelí o portugués. Incluso, el parlamentario de origen Galés, Chris Bryant, cuestionó que el empresario sea dueño del Chelsea y planteó confiscárselo por sus “actividades malignas en Reino Unido”.
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