La Premier League ha vuelto a dominar Europa. Liverpool, Tottenham, Chelsea y Arsenal son finalistas de los torneos continentales y la hegemonía inglesa reina nuevamente después de unos años en los que los equipos españoles -liderados por Lionel Messi y Cristiano Ronaldo- llenaron sus vitrinas de Champions League.
Pero para entender a los ingleses hay que repasar su historia. Es evidente que fue en las islas donde se creó el fútbol. Fueron ellos quienes pusieron las normas y que, finalmente, las cambiaron a su antojo como la famosa ley del off-side que terminó revolucionado este deporte en 1866.
La razón fue simple. Hasta aquel momento, un jugador se encontraba en fuera de juego si estaba más cerca de la línea de meta que el balón. Con el cambio se entendió de otra forma. "Un atacante se halla en fuera de juego si en el momento del pase se encuentra más cerca de la línea de meta que el balón y el antepenúltimo adversario a la vez", fue lo que se escribió.
¿Por qué contar esto? Simple. Desde aquella implementación se empezó a construir el juego colectivo en el que las partes sumaban más que cualquier futbolista particular. Y precisamente ahí fue donde inició el egocentrismo que terminó alejando a Inglaterra del resto del 'Viejo Continente'.
Había un único motivo. Eran los creadores del 'soccer' y, por lo tanto, nadie podía ser mejor que ellos. Mientras tanto -ya hablando desde la época del profesionalismo- en Austria y Hungría se empezaba a gestar el avance. Primero el 'Wunderteam' austriaco que enamoró al mundo en los '30 y, después, el 'Aranycsapat' húngaro de los '50.
El segundo generó un antes y un después en Londres. Fue en Wembley, en 1953, cuando Puskas y compañía le dieron un baño de realidad a los 'Three Lions'. Lo superaron desde el juego colectivo hasta en los goles (6-3). Algo estaba haciendo mal el creador del deporte rey.
No todo fue malo
Tampoco se puede tapar el sol con un dedo. Aunque el fútbol inglés parecía quedarse atracado, nombres como Herbert Chapman, Bill Shankly, Bob Paisley o Brian Clough empezaban a alzar el nivel de sus equipos. Así fue como el Nottingham Forest dominó Europa por dos años seguidos, el Liverpool se liberó de la Segunda División para empezar a ser un cuadro 'copero' y el fútbol británico arrancaba sus evoluciones tácticas.
Pero ni los avances de la época le sirvieron para mantener la regularidad a los británicos. Por eso, en la Copa del Mundo de 1966, las casas de apuestas no pagaban ni un sol por el país anfitrión. Llegaban de un papelón en el mundial de Chile y parecía no haber opción de pegar la primera estrella en el escudo.
A pesar de todo, Alf Ramsey logró levantar el primer trofeo mundial para Inglaterra. De esa manera, se tapaban los fracasos anteriores y las críticas dejaban de caer. Por un momento, los 'Leones' respiraban. Y pareció que lo hicieron demasiado, pues no clasificaron a los mundiales del 74 ni 78 como gestando lo que lograrían sus clubes al inicio de los 80.
Y es que entre el '77 y el '84 (ocho años) fueron siete los campeones ingleses -solo el Hamburgo consiguió un título fuera de las islas- con la hegemonía del Liverpool y la aparición del Nottingham y Aston Villa. Después de aquella gloriosa época, salvo momentos puntuales como los referidos a la competitividad lograda por Sir Alex Ferguson al mando del Manchester United, el fútbol inglés cayó en un bache.
Abrieron las puertas
Y, como se dijo al comienzo, fueron los españoles quienes aprovecharon el momento. Tanto el Barcelona como el Real Madrid se hicieron invencibles en Europa y empezaron a ganarlo todo. Algún cambio se tenía que hacer dentro de la ya conocida Premier League (se creó en 1992) y no se trataba solamente de ingresos televisivos.
Porque no se puede negar que, en casi todos los ámbitos, el torneo inglés superaba al resto por excelencia. Salvo en uno: la competitividad de sus equipos viajando por el continente. Salvo el Chelsea de Mourinho, el Liverpool de Rafa Benítez o el ya mencionado United de Ferguson, había muy poco.
Hasta que se abrieron. Después del BREXIT, cuando supuestamente se alejaban más de Europa, los equipos ingleses y su fútbol decidieron acercarse. Mauricio Pochettino, Jurgen Klopp, Pep Guardiola como nombres principales y Unai Emery, Antonio Conte o Maurizio Sarri le dieron un salto de calidad al torneo.
Y no solo con el 'BELIEVE' (los ingleses ya habían demostrado que creían con los títulos mundiales sub17 y sub20 o con las semis en Rusia 2018). Estos entrenadores les dieron herramientas tácticas (sea la presión, las transiciones, el juego asociado) a sus jugadores para hacerlos sentir que realmente valían las cantidades -claramente sobrevaloradas- que pagaban por ellos.
Así, en la época de Messi y Cristiano, los equipos que no los tenían a ellos debían trabajar un peldaño por encima. Los automatismos empezaron a ganarle a la improvisación y se confirmó que el talento solo se desarrollaría plenamente si había mucho trabajo detrás.
Por eso, después del récord de puntos conseguido por Guardiola en su primer título de Premier, y la increíble competencia entre el mismo y Klopp en la última disputada, el resto de equipos dio un paso adelante.
Y ahora, por primera vez en la historia, habrá cuatro equipos del mismo país en dos finales europeas. Después de tanto tiempo, con altibajos, en Inglaterra podrán celebrar. Su fútbol, el mismo que ellos crearon, ahora sí está volviendo a casa.