Leicester, un modesto club que aspiraba a la permanencia a principios de temporada, tuvo ante sí la oportunidad de escribir una página inédita en la historia del fútbol inglés: si le ganaba el domingo en Old Trafford al Manchester United (5º) se proclamaba campeón de la Premier League.
Al equipo del italiano Claudio Ranieri le restaba una victoria en los tres últimos partidos para proclamarse campeones. Pero los 'Red Devils' necesitaban los tres puntos para seguir aspirando a clasificarse para la Liga de Campeones, un objetivo prioritario en una temporada decepcionante.
Leicester volvió a tener que jugar sin su goleador Jamie Vardy (22 goles), quien vio aumentada su sanción en un partido adicional por la Federación Inglesa, que estimó "conducta inapropiada" del internacional inglés. Un contratiempo que el Leicester ha sabido superar con el argentino Leonardo Ulloa.
A siete puntos del Leicester, Tottenham de Mauricio Pochetino, disputó el lunes el derbi londinense ante Chelsea (9º). Si el Tottenham no mejoraba el resultado cosechado por Leicester, también se proclamaría campeón de la Premier League el equipo de Vardy, Mahrez y compañía.
Manchester City (3º) y Arsenal (4º) mantuvieron codo con codo su lucha por la tercera plaza, la última que les evitaría una repesca en el verano (boreal) para clasificarse para la Liga de Campeones.
'Citizens' y 'Gunners' mantienen sin embargo rachas opuestas. Los hombres de Pellegrini, que se midieron con Southampton (8º): suman cuatro victorias seguidas y están a un paso de la final de la Liga de Campeones, mientras que Arsene Wenger y sus chicos llevaron tres fechas sin conocer la victoria y ya asoman las primeras voces que apuntan a una posible destitución del veterano técnico francés a final de temporada.
Varios grupos de aficionados manifestaron su frustración con ocasión del duelo en casa ante Norwich (18º) con carteles con lemas como "ha llegado el momento del cambio", o "el Arsenal necesita aire fresco".
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