Llevar una alimentación equilibrada y hacer ejercicio regularmente no solo alejan el sobrepeso y la obesidad, sino que disminuyen el riesgo de otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial y otras alteraciones cardiovasculares; sin embargo, muchos tienen la errónea idea de que llevar una dieta saludable es sinónimo de un gasto adicional.
Consumir frutas a diario, evitar saltearte las comidas, sobre todo el desayuno, beber mucha agua, ingerir alimentos con fibra y evitar los productos procesados es lo más recomendable para no afectar la salud. Adicional a esto es vital al menos 30 minutos al día de actividad física. Esto ayudará a mantener el peso ideal y crear hábitos saludables.
En esta nota te dejamos algunos trucos para que mejores tus comidas de manera económica.
Una buena alimentación se basa en el balance de tres grupos de alimentos: los energéticos, encargados de brindar energías (cereales, carbohidratos, miel, azúcar, aceites, etc.); constructores, indispensables para la formación y reparación de tejidos (carnes, lácteos, menestras) y reguladores (frutas y verduras).
“Los alimentos naturales deben tener prioridad sobre los procesados. Por eso, al ir al mercado, podrían empezar con la zona de frutas, verduras y cereales (que además siempre será la sección más económica en comparación con productos como cárnicos, leche, arroz o menestras)”, explica Jenny García, nutricionista de SANNA Nutrición a Domicilio.
Con el regreso de los restaurantes y deliverys, siempre estará la tentación de hacer un pedido; sin embargo, lo mejor es preparar nuestras comidas para no correr riesgos y asegurarnos que la preparación sea saludable y con valor nutritivo.
Hay que aprender a darle una nueva utilidad a los alimentos que quedaron del desayuno o almuerzo. Por ejemplo, si sobró pollo o carne se pueden convertir en ingredientes de otras preparaciones como un sándwich para el día siguiente. Las verduras de la refrigeradora se pueden aprovechar para hacer una crema para la noche o las frutas muy maduras se pueden convertir en batidos.
Si bien algunos productos pueden costar más, siempre hay una solución para usar otros en su lugar. Si no tienes pollo puedes recurrir al huevo o vísceras como hígado. La quinua puede reemplazar a la carne y al ser muy versátil se convierte en insumo para ensaladas, sopas, guisos o hamburguesas.
Si estás buscando opciones para bebidas a bajo costo no hay nada mejor que preparar agua de manzana, agua con la cáscara de piña, hierba luisa, entre otras opciones naturales.
Jenny García plantea que siempre se consuma una taza de fruta picada, un alimento proteico como un trozo de queso fresco, 1 huevo, leche o yogur, trozos de pollo. Adicional una rebanada de pan sin miga, acompañando uno de los alimentos proteicos o añadir palta o aceitunas.
Las cenas deben ser ligeras. No se recomienda dejar de comer, pero sí es importante hacerlo lo más temprano, por lo menos 1 hora antes del descanso.
Si bien esta es una propuesta de menú, se puede usar como referencia o acudir a un especialista en nutrición para que cree uno en base a sus necesidades y estado de salud.
Contenido GEC