Un evento deportivo que captará la atención de todos está por iniciarse dentro de dos años. Sin embargo, las noticias, día a día, muestran como la naturaleza ha castigado duramente al país que albergará esta competición. Surge así el debate si debe o no suspenderse la Copa del Mundo de 1962, la primera de Chile en toda su historia.
Así empezó todo…
Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo
Una frase que si la dices en Chile, inmediatamente los chilenos se sentirán identificados. Era un 10 de junio de 1956 y el Comité de la FIFA estaba reunido en Lisboa, la razón: elegir la sede de la Copa del Mundo 1962. Le tocaba a un sudamericano, Argentina y Chile entraban a la pelea como los principales candidatos.
"Podemos hacer el Mundial mañana mismo. Lo tenemos todo", terminaba así su discurso Raúl Colombi, representante argentino. Eran favoritos, principalmente por el tema de infraestructura. Los finalistas de Uruguay 1930 estaban a punto de organizar su primera Copa del Mundo.
Sin embargo, un día más tarde, Carlos Dittborn en un discurso brillante en favor de su país, y tomando en cuenta lo dicho por su colega argentino, cerró su discurso con la siguiente frase: “Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”. Palabras que, como sigue sucediendo hasta el día de hoy en todo Chile, impactó a los representantes de la FIFA, quienes finalmente, votaron en favor de su país. La votación culminó 32 a 10 y los chilenos, finalmente, tendrían su Copa del Mundo. Se empezó así con la construcción de los recintos deportivos que albergarían al Mundial.
La tragedia: el gran terremoto de Chile
Sin embargo, ocurriría cuatro años más tarde una de las peores tragedias en la historia chilena. El sábado 21 de mayo de 1960, Chile sufría un terremoto de 7.5 grados. Posteriormente, varias réplicas se hicieron sentir en todo el país, incluso hasta el día siguiente que se registró un movimiento similar por la mañana.
Ese mismo domingo, ya por la tarde, Chile vivió el peor desastre natural de su historia. Se produjo una ruptura tectónica que ocasionó un terremoto de 9.5 grados, el cual se sintió por 10 interminables minutos. Todo esto acompañado por un maremoto que afectó principalmente a la ciudad de Valdivia. Fueron más de 1500 los muertos y más de dos millones los afectados. La prioridad del estado chileno, pasó a ser la atención a las ciudades afectadas. Aparecían las dudas, ¿se podría o no organizar el Mundial?
La respuesta ante la tragedia: el Mundial se hace sí o sí
La FIFA se encontraba preocupada por el Mundial y, tanto Argentina como diversos países europeos, se ofrecían a realizarlo. Incluso el responsable de la organización Carlos Dittborn, se acercó al presidente de Chile a devolverle el dinero prestado por el estado para poder llevar a cabo el torneo. No obstante, éste lo rechazó y decidió realizar el Mundial de todas formas, con el objetivo de levantar el ánimo de su gente. “El Mundial, señores, se hace en Chile, sí o sí”, así de firme y tajante fue Jorge Alessandri Rodríguez, el presidente de aquel entonces, respondiéndole a la FIFA y a aquellos que pedían que el torneo se realice en otro país.
Se trabajó en paralelo en los dos años restantes, se ayudaba a los afectados, se reconstruía lo destruido por el terremoto y, al mismo tiempo, continuaban los trabajos previo al inicio de la competición.
Se decidió que las ciudades a las que más afectó el terremoto fueran descartadas como sedes. Y a esto se le sumó la renuncia de Antofagasta y Valparaíso. Ante ello, Chile decidió organizar su Mundial con solo cuatro sedes: Arica, Rancagua, Santiago y Viña del Mar. En cada estadio se jugaría todos los partidos de un determinado grupo.
La selección chilena inauguraba el torneo en Santiago venciendo 3-1 a Suiza. A la misma hora, en el Estadio Sausalito de Viña del Mar, Brasil jugaba ante México, y en el tablero donde se mostraba el marcador, pudo observarse la frase de Dittborn que, sin querer, se convirtió en la que simbolizó aquella Copa del Mundo y que quedaría en la historia deportiva de Chile: “Porque nada tenemos… lo haremos todos”.
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