El partido de este sábado podría definir la Liga BBVA. Si Barcelona vence al Real Madrid prácticamente se convertiría en el campeón del torneo. Pero a todos los temas de puntaje y estadísticas, se le tiene que sumar la carga histórica que conlleva este cotejo.
Si bien la rivalidad empezó por los problemas políticos de soberanía entre Cataluña y Madrid, agregados a los títulos que cada club representante de la ciudad iba consiguiendo, hubo un hecho que desató totalmente la enemistad entre estos dos clubes españoles.
Todo empezó en 1943, en las semifinales de la Copa del Generalísimo, que hoy tiene como nombre Copa del Rey. Los azulgranas vencieron a Real Madrid 3-0 en la ida, lo cual casi sentenciaba la eliminatoria, pero un hecho sacudió al mundo del fútbol.
En la vuelta de esta competición, Real Madrid goleó 11-1 al Barcelona, en una actitud muy sospechosa y pobre del cuadro catalán. Los propios jugadores 'culés' confesaron que el Director General de Seguridad Nacional fue a los camerinos del club para imperarles a tomar una "actitud pasiva" en el encuentro.
Aparte de la amenaza del mandatario español, los aficionados madridistas arrojaban objetos al portero del Barcelona, quien para evitar que lo lastimasen, se movía de su arco, por lo cual anotar para el Real Madrid era más que sencillo. El hecho se catalogó como "El escándalo de Chamartín".
DOS EQUIPOS, UN CAMINO
Diez años después del escándalo de Chamartín, Barcelona y Real Madrid protagonizaron el caso Di Stéfano. El jugador argentino militaba en Millonarios, pero la mitad de su pase era del River Plate. Los dos clubes españoles compraron el 50 por ciento del jugador, por lo cual, en el papel, el futbolista era de los dos clubes.
El club catalán estaba por ganar el caso, pero el dictador Francisco Franco, hincha del Real Madrid, ordenó una ley la cual instaba a Di Stéfano a tener que jugar por los dos cuadros. Barcelona renunció al jugador dada esta sucia jugada. El argentino se volvería ídolo en el cuadro blanco.
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(EZ)