Una vez más, la violencia ensucia uno de los deportes más hermosos sobre la tierra. En esta ocasión, sucedió en un país que emociona por su fútbol, pero sufre por los ultras. Este hecho se dio durante un partido entre el Ajax y el Feyernoord, en las categorías de Sub-19, en Holanda.
En el que debería ser un partido tranquilo, entre dos de los clubes más representativos del país, terminó en uno de los peores desenlaces producido por las gradas. Los hoolignas del Ajax no aguantaron cómo disfrutaban el partido los padres de los juveniles del Feyernoord y cruzaron las gradas rivales.
Agredieron a padres, amigos y demás familiares. Tras la primera media hora de juego, cuando los jugadores se disponían a sacar un córner, la grada acaparó la atención. Los ultras del Ajax comenzaron un ataque sobre los rivales, que requirió incluso la intervención de Dirk Kuyt, el técnico del Feyenoord.
Se trataba de un choque en el que jugaban el título, pero que tuvo que ser suspendido. Una nueva pelea que nada tiene que ver con el fútbol sino con radicales relacionados con este deporte. El fútbol se mancha por acciones como ésta, donde los llamados fanáticos vuelven a tomar protagonismo y encima agreden a personas que solo van a disfrutar cómo juegan sus hijos.
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