Estar de vacaciones no tiene que implicar subir de peso o perder todo tu progreso logrado meses antes, sino, es aprender a disfrutar de sus días libres y disfrutar sin culpa, pero con una buena planificación y algunos hábitos sencillos, puedes comer sano cuando sales de viaje sin remordimientos.
Estar de vacaciones son momentos cortos de tu vida donde el principal objetivo es probar sabores y texturas de una nueva cultura, relajarte y olvidarte de todas esas preocupaciones que se tiene a diario y solo divertirse al máximo, pero, si buscas pasarla bien y también seguir con tu régimen alimenticio sin ganar mucho peso al regreso, solo debes tener un orden alimenticio y no excederte, sino, comer moderadamente.
Comer saludable cuando sales de viaje es imprescindible planificar los alimentos que están permitidos y esos gustitos que te lo puedes dar en este periodo. Si no decides con anticipación cómo deseas comer, lo más probable es que acabes haciendo malas elecciones cuando llegues a algún restaurante y te llegues frustrar durante el proceso de elección de plato.
Durante los viajes, algunos restaurantes suelen servir platos con grandes porciones de comida que están conformados de muchos carbohidratos o grasas, pero para esto hay una solución. Si tu objetivo es no excederte mucho con el aumento de peso, debes estar atento a las raciones de comida que estés ingiriendo, debido a que el metabolismo ya asume una determinada cantidad (el de tu dieta) y, consumir más, por la costumbre, puede ser perjudicial para salud.
Para este tipo de situaciones, la solución es sencilla: no necesitas comer todo y sufrir de dolores estomacales el resto del día, bien puedes compartir esa ración de comida o simplemente pedirla para llevar y garantizas la cena, de paso, ahorras un poco de dinero y mantienes tu peso.
Si estás próximo a realizar un viaje o ya estás de vacaciones y buscar cuidar tu progreso físico, te dejamos algunas opciones que no son del otro mundo, pero si te darán cambios positivos para tu salud. Recuerda, que lo importante es divertirse, pero siempre con moderación.
1. Empacar snacks saludables
Sin importar que tan corto o largo sea el viaje, los snacks caseros no deberían faltar. Aunque quizá no lo estés considerando, a veces el hambre ataca en el aeropuerto o durante el recorrido. Si no tienes algo sano que comer, optarás por elegir chocolates, caramelos y cualquier otro bocadillo que esté a mano. Las más recomendadas son: Frutos secos, semillas, barritas de proteína hechas en casa, sándwiches de vegetales, galletas integrales o yogur griego.
2. Tomar agua
Beber líquidos saludables ayuda a mantener bajo control esos antojos de comida chatarra que son tan tentadores. De hecho, prolonga la sensación de saciedad y ayuda a facilitar la digestión para mantener el vientre liviano y desinflamado. Recuerda, la deshidratación que se produce en tu organismo pasa factura después, asimismo, evita tomar gaseosas, jugos procesados o bebidas energéticas, que son dañinas para tu salud.
3. Evitar los excesos de las bebidas alcohólicas
Para mantenerte en forma no tienes que estar todas las vacaciones sin probar una gota de alcohol. Beber un poco de vino o cerveza al día siempre queda libre de pecado. Debes poner a prueba tu fuerza de voluntad para comer y beber solo lo estrictamente necesario.
4. ¡Muévete!
Estar de vacaciones no es excusa para no realizar actividad física. Si bien no es necesario machacarte en el gym todo el verano, sí que puedes aprovechar para nadar en la piscina o en el mar, correr por las mañanas viendo el amanecer, pasear a buen paso por la orilla descalza, usar menos taxi y caminar, hábitos que te ayudarán a sentir con más energía y de mejor humor y tu cuerpo estará en forma aunque hayas variado tu rutina habitual.
5. Come frutas
No importa cuántas te comas al día, simplemente hazlo, con ellas vas a nutrir a tu organismo y mantenerte saciado. Si vas a restaurantes y notas que dentro del menú hay platos con frutas, no dudes en pedir una ración que será muy positivo para tu salud.
Contenido GEC