A finales de los noventa, Shane McMahon sorprendió a los fanáticos de la WWE. El hijo del dueño de la compañía, Vince McMahon, subía al cuadrilátero para medirse ante los luchadores más bravos de aquella época.
Kane, The Undertaker, Stone Cold, The Rock, Mankind, entre otros, enfrentaron al novato Shane McMahon, quien estaba decidido a hacerse un nombre en la WWE. De hecho, con el paso de los años, lo consiguió a costa de golpes y lesiones.
Es que Shane McMahon era un luchador casi 'suicida'. El primogénito de Vince volaba por los aires sin importarle su integridad física. Además, su estilo de lucha callejera era el preferido por los fanáticos de la WWE.
Shane McMahon, quien no lucha hace más de 10 años, tendrá un difícil reto en Wrestlemania 32: enfrentará a The Undertaker. Si vence, toma el control del Raw, pero si pierde perderá la herencia de su padre Vince McMahon.
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