El fútbol es un deporte que muta, que se adapta y que es muy quisquilloso para quienes quieren lograr la victoria. Las estrategias varían con la única intención de vencer a tu rival y son los entrenadores, desde su idea, los que buscan potenciar el rendimiento de sus individualidades.
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En el último lustro, el deporte rey se ha caracterizado por un tendencia clara y es el juego desde la posesión del balón. El FC Barcelona empezó a dominar Europa y, a la postre, el mundo, desde un juego posicional impulsado por la escuela holandesa con la llegada de Rinus Michels y Johann Cruyff allá por 1970.
Más allá de gustos y colores, es inevitable negar la supremacía que empezó a generar el Barca desde la llegada de Pep Guardiola a su banquillo; algo que supo mantener gracias a la presencia de Lionel Messi, pues, cuando el sistema no funcionaba, el argentino lo solucionaba.
Dicho éxito, desde el balón, impulsó una revolución, donde toda clase de ejercicios empezaban a tener, como fundamento principal, el uso de la pelota. Desde los trabajos de preparación física hasta los distintos trabajos tácticos que muchas veces fueron menospreciados en el pasado.
Y todo esto, sin duda, llegó a su punto álgido con tres ejemplos concretos. El primero de ellos, el de la selección española dos veces campeona de Europa y una del mundo durante el 2008 y el 2012. El segundo, el de la selección alemana que, respetando un proceso, pudo ser campeona mundial en Brasil desde el buen trabajo posicional y, el tercero, el de la selección chilena que dominó América gracias al fusión de Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli.
Sin embargo, algo parece estar cambiando. No desde los fundamentos del entrenamiento, pues el uso del balón ha tomado un protagonismo que será difícil erradicar. Sí desde cuáles son los planteamientos que vencen con mayor asiduidad en una temporada regular.
Tal vez, el receso de la propia escuela holandesa y de un FC Barcelona que parece depender, más que nunca, de sus individualidades empieza a hacer tambalear tales propuestas que, si no son bien trabajadas, dejan en ridículo las estructuras y la estabilidad de cualquier club en el mundo.
El fútbol y lo sabe y empieza a decantarse por planteamientos de un uso más pronunciado por las transiciones y donde los sistemas defensivos cumplen la tarea fundamental de ser el equilibrio del equipo. Y que no se malinterprete, pues dicha función puede ser cumplida, tanto por Sergio Busquets como por N'Golo Kanté.
El equilibrio dependerá de tu propuesta, pero los casos del el Leicester, Atlético de Madrid, Real Madrid o la propia selección de Portugal empiezan a marcar una causalidad 'rock & rollesca' impulsada, también, por nombres propios como Antonio Conte o Jürgen Klopp, quienes, más allá de títulos y resultados, generan superioridades desde el espacio.
La élite, al fin y al cabo, está repleta de variaciones. Es por eso que, quienes quieran mantenerse ahí tendrán que reconocer que los fundamentalismos no existen, pues para ganar el secreto está en poderte adaptar.
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