Se entusiasman. Gritan sus goles. Pero también entristecen. Y hasta la derrota echa a perder un día. Si ganan, besan el escudo de su camiseta, celebran que terminó el partido. ¡Ganamos!, alcanzan a decir, con el puño cerrado, y luego van a la tabla para ver cuántos puntos suman en la Liga o contra qué rival se enfrentarán en el próximo partido de Champions League.
Ya se cansaron de Universitario o Alianza, les aburre ese fútbol. No colma sus expectativas. Necesitan aplaudir, no renegar. Y cada fin de semana esperan ansiosos un nuevo partido de su equipo, del Barcelona o el Real Madrid.
Los hinchas de equipos extranjeros continúan aumentando y en la mayoría de casos son jóvenes. Entonces surgen las preguntas: ¿Es posible ser hincha de un equipo que no es tu país? ¿La emoción al gritar un gol es tan auténtica como la de ese fanático que va al estadio a alentar a su club? Y tal vez la más importante: ¿Qué motiva a una persona a desatender a los clubes de su país para transformarse en el más ferviente seguidor del Barcelona o Real Madrid?
Estas podrían ser algunas de las respuestas a este fenómeno social, cada vez más presente en nuestro país.
Si uno tuviera que definir al fútbol peruano en una sola palabra, esta sería decepción. Sin ninguna duda. Más de tres décadas sin ir al Mundial sustenta todo. El fanático peruano prefiere no arriesgarse. Ser hincha de un equipo de su país le podrá traer alegrías pasajeras, que posiblemente se diluyan y conviertan en amargura al llegar febrero y tenga que disputar la Libertadores.
Entonces, el fútbol extranjero se convierte en un salvavidas a esa inevitable infelicidad. Apostar por seguir a un equipo de afuera te da más chances de celebrar victorias e incluso campeonatos de mayor magnitud, de trascendencia mundial.
Es una apuesta de poca inversión y grandes ganancias. Convertirte en hincha del Real Madrid, te da la seguridad de pasar por encima a los clubes débiles de España. También tienes la chance de vencer a los más poderosos de Europa. Pelearás los torneos que disputes hasta su tramo final. Seguir a un cuadro local te dará más sinsabores y seguramente, tus únicas victorias serán en el medio local. Y aquí existe una necesidad de ganar evidente.
Muchos de los niños y jóvenes de hoy crecen atraídos por un fútbol de mayor calidad. Ante las opciones de ir al estadio a ver un partido del fútbol peruano, que probablemente muestre un nivel poco convincente (muy aparte de la inseguridad en los estadios), o mirar por televisión un espectáculo que sorprende y emociona, usualmente elegirán lo segundo.
Las sensaciones que le produce a un hincha del fútbol el mirar jugadas bien elaboradas, habilidades superlativas de algunos jugadores o el dramatismo propios de una película u obra de teatro en partidos de torneos europeos, hace que opten por seguir a uno de los clubes que le generan esta sensación.
Suele ocurrir, sobre todo en los más jóvenes que no necesariamente prefieran al fútbol europeo por sobre el fútbol peruano, sino que ni siquiera miran como opción a este último. Al conversar con un hincha peruano del Barcelona remarca que solo sigue los partidos de la selección peruana pues no es hincha de ningún equipo local. No le llaman la atención los encuentros entre estos cuadros, pero siempre está pendiente de cada partido del club blaugrana.
Por otro lado, otro joven fanático peruano, que alienta al Real Madrid, afirma que sigue al equipo español desde niño. Conoce su historia, sus jugadores y títulos obtenidos. Su principal anhelo es algún día pisar el Santiago Bernabeú para alentar y ver ganar al cuadro merengue.
Y a diferencia de los más viejos, los jóvenes han crecido con el fenómeno mundial llamado globalización. Antes, era muy difícil para una persona acceder a mirar partidos del extranjero. La mayor parte de la información que le llegaba respecto al fútbol era sobre los equipos locales. Incluso, era imposible que una portada de algún diario deportivo se refiera al triunfo de un club extranjero.
Hoy en día, los rostros de las principales estrellas del Real Madrid o el Barcelona, aparecen en numerosas primeras planas de los periódicos futboleros de nuestro país, esto debido al gran interés que genera en sus hinchas. Lo extranjero va apareciendo más en los programas y segmentos deportivos, la decisión de optar por seguir a uno de estos clubes cae por su propio peso.
"Este fenómeno puede deberse al recurrido y constante desarraigo hacia lo nuestro. Algún tipo de peruano siempre ha mirado afuera con la idea de imitar lo que pasa afuera. Cree en la idea de que imitando será superior al promedio de peruanos", afirma Carlos Bejarano, sociólogo y periodista, consultado por Depor acerca de este tema.
Es otra opción. Suele pasar, aunque con menos frecuencia, que el peruano prefiera lo de afuera por encima de lo propio. Sin embargo, esto sucede en otros países del mundo. Por ejemplo, en Guatemala, en donde el principal deporte es el béisbol, solo se venden las camisetas de Barcelona con el nombre de Lionel Messi y del Real Madrid con el de Cristiano Ronaldo. A su vez, hace poco se dio a conocer la noticia de un niño afgano que tenía una bolsa de plástico en forma de camiseta de la selección argentina, obviamente con el nombre de Messi.
No obstante en países como Argentina, Brasil o Colombia, la causa principal es que muchos de sus jugadores militan en ese club. Un ejemplo, James Rodríguez al irse al Real Madrid atrajo hacia el club blanco a muchos colombianos quienes se convirtieron en seguidores merengues.
Sucedió también en nuestro país. En la mejor etapa de Claudio Pizarro o cuando recién partió al extranjero Nolberto Solano, camisetas del Bayern Munich o del Boca Juniors eran de las más vendidas. Sin embargo, hoy en día, el hecho de que ningún jugador peruano esté en los clubes más grandes de Europa, hace difícil de entender el porqué de este hinchaje.
"Un porcentaje importante de hinchas, si Messi se cambiara de equipo, se harían hinchas de ese equipo", afirma el sociólogo consultado. Sucede. Por ejemplo, al preguntar a muchos jóvenes sobre las razones de su hinchaje, en varias ocasiones la respuesta es una sola: Messi. El talento casi sobrenatural del argentino, ha logrado atraerlos y convertirlos en hinchas del Barcelona. Admiran su juego y sus goles se gritan con una mayor felicidad que si lo anotará algún otro futbolista azulgrana.
Siguen a Messi. Tanto así, que varios comentan que de irse Lio a otro equipo, abandonarían también al Barza y gritarían sus goles en el club donde esté. Más que seguidores del club, han ido convirtiéndose en seguidores de un jugador.
El gran problema aquí es qué sucederá cuando el 10 argentino decida abandonar el fútbol. Si algún otro jugador no hereda su magia, estos seguidores quedarán sin equipo. Les tocará encontrar algún otro club que los emocione tanto como Messi o simplemente su fervor será tan grande que se retirarán con él, añorando esa época en la que fueron hinchas del Barcelona.
Como una bola de nieve, así van aumentando los hinchas de equipos extranjeros. Y así el niño, adolescente o joven que decide por un club, tiene claro que debe entrar a ese grupo. Necesita de ese sentido de pertenencia. Mejor aún si es un grupo ganador. Es más seguro hacerse seguidor del Real Madrid o del Barcelona que del Villarreal o el Valencia.
Siguen a su club y a sus principales figuras. Incluso muchos deciden imitarlos. Cortes de pelo a lo Cristiano Ronaldo o intentos de amagues estilo Messi van aumentando en aficionados del fútbol, cuyo principal objetivo es ser parte de un grupo a nivel mundial.
Hoy muchos niños lucen más camisetas de Barcelona y Real Madrid que de Universitario o Alianza. Los padres buscan hijos exitosos y poco a poco los empujan a ver como ejemplo a los más ganadores. Messi y Cristiano Ronaldo representan a la persona que ha logrado en éxito. Difícil encontrar a una figura parecida en el fútbol local. Tener como ídolo a una de estas figuras incentivará a los hijos de estos padres a intentar ser como ellos.
Como se ve, existen numerosas hipótesis que explican este fenómeno social. Muchas personas, amantes del fútbol, seguirán pensando que es inverosímil que una persona sea hincha de un equipo que no es de su país. Otras, apelarán a lo inexplicable. Se convirtieron en fanáticos de ese club y no habrá ningún argumento que los haga cambiar de parecer. Así es la pasión por el fútbol.
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