Otra vez nos costó mucho tiempo entrar al partido. Nuevamente entramos frágiles, nerviosos, y así regalamos el primer cuarto de hora al rival, que ejecutó un monólogo en campo peruano durante esos primeros minutos. Y si bien después nos dieron algún respiro, el trámite tampoco cambió mucho en el resto del primer tiempo, de amplio dominio paraguayo.
Buscando más tener la pelota, esta vez Ahmed incluyó a Jairo Concha desde el saque, pero ni así encontramos la salida limpia que necesitábamos. Paraguay fue superior casi todo el partido y el segundo tiempo comenzó con la misma tónica; lejos de ser una sorpresa, el gol guaraní puso justicia a lo que ocurría en la cancha.
Con el marcador a su favor, Paraguay nos cedió la iniciativa y llegaron los mejores momentos de nuestra Sub 20. Los ingresos de Mora y Gonzales le dieron mayor poder ofensivo al equipo, que pareció salir de su letargo, pero más allá de crear algunas situaciones de peligro, carecimos de variantes e ideas para cambiar el desenlace.
Aunque parezca difícil, tenemos que mantener la cabeza fría. No fuimos los mejores después de ganarle a Uruguay, el campeón vigente; y tampoco somos los peores luego de caer ante Paraguay. Tenemos todavía dos partidos por delante y nuestras posibilidades de clasificar al hexagonal final siguen ahí.
Ecuador y Argentina, nuestros próximos rivales, no son invencibles: ya han sido derrotados en este parejo Sudamericano. Pero para aspirar a clasificar y mantener vivo el sueño del Mundial tenemos que despertar de una buena vez y jugar mejor, que se nos agota el tiempo y ya no hay margen de error.