Desde hace una semana, Diego Chávez se levanta y ya no ve el plan de trabajo a cumplir con Sport Rosario. Todo lo contrario, cumple rol de padre, ve su reloj y emprende otra ruta: el de cuidar un negocio que empezó como capricho y hoy empieza a rendirle frutos inesperados.
Pero en su rostro no hay alegría. El pensar que debe esperar dos meses para poder tener su revancha en el fútbol lo hace masticar bronca e impotencia. Pero también este duro golpe que significó salir del cuadro 'Canalla' le ha dejado una gran lección. Diego Chávez salió a contar su verdad y explicar por qué dejó el cuadro auriazul.
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"Lo que me molestó fue que dijeran que salí por indisciplina o sobrepeso cuando no es así. Ellos quisieron rescindir contrato porque estaban incómodos conmigo y yo acepté por la misma razón. Llegamos a un acuerdo, nos agradecimos listo", cuenta el 'Cholo' con bastante indignación por los comentarios que él considera son malintencionados.
"No estaba con sobrepeso"
Diego Chávez reconoció que al llegar a Sport Rosario estaba con cuatro kilos de más, pero "los bajé, me puse en forma y si no jugué fue decisión técnica", cuenta. Pero lo que más bronca le dio fue que la llegada de Gustavo Onaindía no le dio vida. "La directiva ya había tomado la decisión y ni siquiera pude hablar con el profesor".
Eso sí, es consciente que cometió un gran error que le costó estar sin equipo. "Cuando estaba en la 'U' me confié y eso me pasó factura. Llegué a Sport Rosario y pensé que jugaría todos los partidos y tampoco. Ahora se me abrió un nuevo camino y buscar un club donde pueda cobrarme la revancha y cumplir los sueños que aún tengo pendiente: la Selección Peruana y emigrar".
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Pero la lección más grande que aprendió tras su salida de Universitario de Deportes y de Sport Rosario es que "el fútbol es muy ingrato. Nunca recibí una llamada a preguntar cómo estoy o darme un respaldo. Los únicos que estuvieron fueron mi esposa, mis hijos y mi familia. Y es por ellos que voy a esforzarme mucho más".
Su otra faceta: empresario con labor social
La vida de Diego Chávez continúa y, por ahora, se dedicará a tiempo completo a un 'capricho' de su esposa que ahora rinde frutos y, además, le permite ayudar socialmente a los reclusos del penal de San Juan de Lurigancho: su tienda de ropa femenina.
"Mi esposa me dio la idea porque me dijo que el fútbol es una carrera corta. Pensé en poner una tienda de ropa de hombres y ella me dijo que no porque las mujeres compran más. Le cumplí su capricho y ahora ya tenemos ocho tiendas y le damos trabajo a los reclusos del penal de Lurigancho donde he podido meter seis máquinas para la producción"; contó.