A sus 25 años de edad, Germán Pacheco ha experimentado por primera vez lo que es jugar un verdadero clásico: con estadio lleno, la presión de los hinchas y el país entero observando sus movimientos a la espera de un golazo. Como el que le hizo de tiro libre a Universitario de Deportes en el choque ante Alianza Lima.
1. Germán Pacheco no cree en los horóscopos del día, pero sí tiene algunas cábalas que repite desde que se hizo futbolista profesional. Una de ellas es escuchar cumbia reggaetón y tomarse dos bebidas energizantes antes de cada partido. ¿Y durante los 90 minutos? El argentino masca gomas de menta para calmar sus nervios, mientras respira adrenalina en los partidos.
2. En sus ratos libres, Pacheco rompe la dieta y va por una pizza. Eso sí, tiene que ser artesanal, porque las industriales no le agradan mucho que digamos. Otra cosa: toma mate tres veces al día (1 litro en total) y cocina comida argentina solo para los amigos que lo visitan. Su plato favorito es el asado y se enamoró del ceviche norteño cuando pisó Chiclayo (para jugar por Juan Aurich).
3. Su paso por Europa (desde los 17 años) fue fundamental para mejorar su técnica. Allí aprendió a pegarle bien a los tiros libres y en Atlético de Madrid era uno de los ejecutores que entraba en el sorteo. Bajo esta fórmula, Pacheco también anotó. La vida, en algún momento, lo llevó a concentrar y celebrar sus golazos junto a Sergio Agüero, Maxi Rodríguez, entre otros cracks del club español, hoy dirigido por Diego Simeone.
4. Hay futbolistas que nacen y otros tantos se hacen en el camino. Pero hay otros que lo heredan y se convencen de seguir esta profesión, como Germán Pacheco, hijo del argentino Óscar Pacheco, que jugó en Melgar en los 90’ y logró clasificar históricamente a los arequipeños a la Copa Libertadores. Actualmente, el ex futbolista representa a ‘Pachegol’. Y precisamente por esa conexión de Óscar con el Perú es que Germán llega a nuestro país para jugar por Unión Comercio. ¿Su fans número uno? Laura Gonzáles, su madre.
5. Su mejor amigo se llama Deyair Reyes, que hoy juega en Alianza Atlético. Su amistad nace en Chiclayo, cuando ambos defendían los colores del ‘Ciclón’. El peruano le enseñaba a bailar salsa y jugaban playstation luego de cada entrenamiento. Por supuesto, Germán elegía al Real Madrid.
6. Otro de los buenos amigos que dejó Pacheco en Chiclayo fue Sergio Uriel, otro de los foráneos de Juan Aurich. El uruguayo tiene una hija de 3 años de edad, de la que Pacheco se enamoró desmedidamente. Tanto así que el argentino, que vivía en la urbanización Patazca (cerca al centro de la ciudad) viajaba hasta a Pimentel (a 15 minutos de su casa) para jugar a diario con la pequeña. De hecho, para el ex Rayo Vallecano, la retoña era como una hija; una hija de la que le costó separarse cuando viajó a buscar suerte a Malasia y Tailandia.
7. Es hincha acérrimo de Club Deportivo Morón, un club de Buenos Aires que actualmente juega en la Primera B de Argentina. Su fanatismo lo llevó a tatuarse la insignia del equipo (gallo de color rojo sosteniendo un balón de fútbol) en su pierna derecha. Según el mismo futbolista le seduce la idea de regresar a casa para ayudar en lo administrativo o en lo futbolístico al cuadro de sus amores.
8. Pacheco es también fanático de los tatuajes. Y lleva en su cuerpo cerca de 9; el mismo número que le gusta llevar en el dorsal y el que inmortalizó en su brazo izquierdo. ¿Y por qué lleva la 10 en Alianza Lima? Porque es lo más cerca que pudo estar de su dígito favorito. De hecho, Germán sabe que el hombre de área es Lionard Pajoy.
9. El regreso de Germán Pacheco a Perú, luego de su paso por Tailandia, se debe a una razón meramente política y costumbrista. En el país asiático murió el rey Bhumibol, que representó a Tailandia durante 70 años, y, a modo de duelo, se declaró luto nacional por un año. Por ende, el fútbol se paralizó y el argentino se quedó como jugador libre. Por eso, su arribo a La Victoria se negocia con rapidez.
Una de las anécdotas más recordadas por Pacheco en su paso por Tailandia, fue la paralización de los partidos por 10 o 15 minutos. Su club acostumbraba a jugar a las 8 p.m. y la misa comenzaba a las 9 p.m. y el fútbol se detiene unos minutos, a modo de respeto.
10. Hay un episodio oscuro del que Pacheco prefiere no tocar con ligereza. Y fue justamente cuando tenía 19 años de edad y estaba a punto de dejar el fútbol, producto de sus malas decisiones que lo llevaron a no consolidarse en Europa. Estaba solo en un país tan grande y esto lo condujo a la depresión. Sin embargo, la vida le dio una segunda oportunidad y continúa haciendo lo que le apasiona: jugando a estadio lleno. Como el de Matute ante Universitario de Deportes.
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Mira el golazo de Germán Pacheco a Universitario de Deportes.
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