Le costó más de la cuenta dejar de asistir a las fiestas del barrio para realizar un mejor entrenamiento invisible. Pero, finalmente, Luis Advíncula entendió que se necesita ser un profesional a tiempo completo para ser una figurita de colección. De hecho, fue escabroso el camino que recorrió para convertirse en uno de los laterales más completos del mundo. Y aunque exagerado parezca, ese rótulo se lo ganó con trabajo y mejores decisiones.
“Tiene todas las condiciones para ser visto como uno de los mejores laterales del mundo: salida, marca, potencia y velocidad”, nos dice el dos veces mundialista, Luis Fernando Suárez, que lo hizo debutar a nivel profesional en Juan Aurich.
“Es un futbolista de elite. Tiene todas las condiciones para crecer, por sus características. No solo por su capacidad física, sino también por su técnica. Es difícil encontrar esa mezcla en el mercado”, coincide el técnico argentino, Diego Mario Osella, quien dirigió a Luis Advíncula en Newell's Old Boys.
El despegue
No hay duda que el paso de ‘Bolt’ por el equipo ‘Leproso’ se convirtió en el puente necesario para su nuevo despegue internacional, luego del paso con poco éxito que tuvo por Alemania, Brasil, Portugal y Turquía.
En el corazón de Rosario, Advíncula aprendió a amar al club con el que Lionel Messi dio sus primeros pasos en el fútbol, a pesar de que se considera un hincha de Boca Juniors. Jugar los fines de semana en el estadio Marcelo Bielsa lo hizo respirar esa religión por la exigencia constante para alcanzar la gloria.
“Nos enfocamos en que encuentre más calidad que cantidad ofensiva. Lo trabajamos muy bien en el orden para recuperar. Trabajó tanto con sus compañeros, que era de los que se quedaba a practicar tiros libres, a pesar de que no era su especialidad. Tal vez, por eso, ahora tiene esa buena pegada desde fuera del área”, agrega ‘El Oso’ Osella.
La consolidación
Su paso como delantero (a inicios de su carrera) a volante ofensivo desencadenó una especie de suerte para bien del fútbol peruano. Porque, bajo esas dos posiciones, Advíncula aprendió a ordenarse tácticamente y, sobre todo, a madurar su versión de lateral. Fue así como su hoja de vida agradó en México, el país donde se consagró como el futbolista más rápido del mundo.
“En Lobos, cumplió con la confianza que le otorgó mi hijo, Rafael Junior, porque él le dio esa libertad para soltarse por la banda. Luego, lo intentó llevar a Querétaro, pero no se dieron las condiciones, por un tema de la directiva. Al menos, nos sorprendió el desinterés de Tigres por no retenerlo”, revela el exjugador de la Selección de México y hoy comentarista de la cadena ESPN, Rafael Puente.
A sus 28 años, Luis Advíncula pasa por el mejor momento de su carrera. Y mucho mérito de ello tiene Ricardo Gareca, porque lo convenció de ser “el mejor lateral del mundo”.