Hoy es facilísimo viajar a Uruguay. Un avión nos deja en tan solo unas horas en suelo charrúa, con mucha comodidad y sin muchos contratiempos. Pero, ¿cómo era ir hasta allá hace 87 años, cuando la aviación comercial estaba en pañales? Esta fue la travesía de casi dos semanas entre cuatro países que vivió la Selección Peruana para debutar en el primer Mundial de la historia, en 1930.
Los problemas de toda la vida
El español Paco Brú llegó dos meses antes del viaje para dirigir a la bicolor, pero nunca imaginó todo el desorden previo. La Federación Peruana de Fútbol, con prácticamente nada de fondos, debía hasta organizar amistosos para conseguir dinero y aceptar la invitación para jugar el Mundial. La muy cómoda concentración de Ancón pasó su momento más crítico al hospitalizarse a varios de los futbolistas.
Para colmo, la expectativa de los hinchas era poca. La Copa América de 1929 fue un fracaso para la Selección Peruana, así que muy pocos esperaban que hicieran un buen papel. En seis partidos oficiales en su historia, Perú apenas había ganado uno y perdió los cinco restantes. Los resultados y la situación son muy similares a toda la historia de la bicolor hasta ahora.
La delegación peruana para el Mundial de Uruguay 1930. (Diseño: Eduardo Combe / Foto: Diario La Crónica)
El inicio del (largo) viaje
Luego de muchas idas y vueltas, la Selección Peruana abordó el vapor Orcoma el miércoles 25 de junio de 1930. Tenían que ir hasta Mollendo, luego pasar por tres puertos chilenos para tomar un tren rumbo a Buenos Aires, pasando la cordillera, y luego tomar un vapor a Montevideo. El viaje para participar en la primera Copa del Mundo de la historia tomaría once días.
Los seleccionados fueron despedidos por una multitud de hinchas que los acompañaron desde su salida del estadio Nacional hasta el Muelle de la Guerra, en El Callao. Previo a la larga travesía, el dueño del hotel Plaza les regaló 25 kilos de café. La delegación llevó un cofre de plata de regalo para la Asociasión Uruguaya de Fútbol. El plantel de Olimpia de Paraguay, que hizo una gira el Lima, acompañó a los peruanos.
El periplo bicolor
Un día después de partir, la Selección Peruana llegó a Mollendo, y, un par después, a Arica, su primera parada en Chile. Allí, los futbolistas recién pisaron tierra y acabaron decepcionados, pues en cuentos y relatos habían imaginado una mejor ciudad. Un año antes, Tacna se había reincorporado al Perú luego de casi 90 décadas, así que aceptaron la invitación del cónsul peruano Martínez Casanave para visitar la localidad sureña.
Así pasaron tres días mar entre mar y puertos, donde desarrollaron un complejo plan de entrenamiento mientras navegaban en el vapor Orcoma. En Antofagasta presenciaron un amistoso entre el seleccionado local y Olimpia, la excusa para que peruanos y paraguayos declinen de enfrentarse en Mollendo. El martes 2 de julio dejaron el océano Pacífico y subieron a un tren para ir a Buenos Aires (Argentina).
Cuando pasaron la cordillera, la selección de Chile se sumó a la delegación peruana en Las Vegas (Mendoza). Pasaron tres días para que la Selección Peruana llegue a la capital argentina. Allí, tomaron un vapor para llegar a Montevideo el viernes 5 de julio. A la mañana siguiente, fueron al balneario de Pocitos, sede del primer partido de Perú en un Mundial. Se hospedaron en el Parque Hotel.
El esperado debut
Las calles de las hoy jirones Lampa y Miró Quesada, en el Centro de Lima, estaban repletas de personas. Seguían con mucha atención el partido desde el edificio de El Comercio a través de un altoparlante, gracias a los cables que llegaban desde Uruguay. ¿Televisión? ¿Radio? ¿Internet? Inimaginable en aquella época. Solo quienes pudieron acudir al estadio de Pocitos vieron el partido. La FIFA dice que fueron 2549 personas. Según testigos, no pasaban las 300. El partido queda con el récord de ser el que menos espectadores recibió en un Mundial,
El primer gol de Rumania no se hizo esperar: fueron 95 segundos los que demoró para anotar. Emerich Vogl desde la mitad de la cancha le dio un pase a Adalbert Desu, quien escapó por derecha, fue al arco e hizo una 'colgadita' de forma débil. Valdivieso fue sorprendido por el pique, y ante el asombro de todos en el estadio, chocó en el poste y acabó en gol. Fue tan inédita la forma del tanto que no hubo ni aplausos por el mismo.
Luego de esto, llegaría un concierto de patadas. Según las crónicas de la época, hubo más paralización que buen juego durante en el partido. Incluso, De Souza chocó fuertemente con Adalbert Steiner, y el europeo tuvo que abandonar el partido por una fractura en la pierna. En el segundo tiempo, Plácido Galindo dejó la cancha por orden del árbitro, tras responderle un golpe a un rival. El capitán peruano, así, se convirtió en el primer expulsado en la historia de los Mundiales. Ojo, aún no existían las tarjetas.
A falta de quince minutos llegó un momento histórico para la Selección Peruana. Lavalle dejó dos rivales en la zona derecha, le dio un pase milimétrico a Luis De Souza, quien con un remate fortísimo anotaba el empate transitorio. El futbolista de Universitario de Deportes se convertía así en el autor del primer gol de Perú en un Mundial. En el medio de su celebración ni se le pasaba por la mente que su nombre quedaba en la historia de nuestro balompié.
Constantin Stanciu (79') y Nicolae Kovacs (ROU) (89') liquidaron las aspiraciones peruanas de robar si quiera el empate. Pitazo final y Rumania vencía por 3-1 a la Selección Peruana, en su primer partido en un Mundial. Según los reportes, peruanos y rumanos compensaron un buen nivel futbolístico con el juego brusco. Días después, Perú inauguraba el estadio Centenario, pero esa es otra historia. Recién en 1939, darían la primera alegría a los hinchas.
Investigación: Eduardo Combe
Infografía: Marcelo Hidalgo
Fotos: Archivo histórico El Comercio, diario La Crónica, Revista Mundial.