Si con 10 meses de trabajo Mosquera no pudo definir un estilo de juego, Jayo y sus dos días de trabajo con los íntimos mucho menos. Alianza Lima nunca antes estuvo tan alejada de su identidad futbolística y su derrota por 2-1 desnuda lo que se vive desde la administración: un grupo quebrado, con ideas perplejas e improvisadas.
En los primeros 45 minutos, los íntimos fueron un equipo incapaz de inquietar el arco de Comerciantes Unidos. El equipo ni siquiera pudo realizar cuatro toques consecutivos para construir una jugada de gol. Sin conductor y hombres con capacidad de asumir el liderazgo, Alianza deambuló en el césped con la suerte de ganar un balón en el área con pelotazos largos generados por Ibáñez, el responsable directo de los dos goles locales.
Si individualizamos las acciones del 'Colo', el nivel de uruguayo es preocupante: camina por la cancha y ya no corre con la velocidad que requiere un recio defensor extranjero llamado a marcar la diferencia. Mosquera trató de recuperarlo, pero Ibáñez ha perdido el liderazgo y su juego, fácilmente, podría ser superado por un entusiasta reservista. Ojo: no es una novedad el déficit de Walter y la defensa íntima: ha sido cadena de errores durante el campeonato.
Si volvemos al planteamiento de Jayo*, el técnico interino se equivocó al colocar a Araujo como lateral derecho. El defensa se cansó con la ida y vuelta, la defensa sintió su ausencia y, consecuentemente, esta zona tendió desordenarse, porque su hábitat lo jalaba junto a Koichi Aparicio.
La presencia de Araujo en la banda, desde mi punto de vista, tiene una sola lectura: Juan Jayo quiso defender con todo lo que tenía ante el mejor local del campeonato para tener apertura al contragolpe rápido con sus volantes Jorge Bazán, Erinson Ramírez y Lionard Pajoy.
El segundo tiempo fue más de lo mismo. Con puro empuje, Andy Pando logró descontar, gracias a un error garrafal de la defensa cutervina. Los íntimos fracasaron en su intento de poblar el mediocampo con hombres de buen pie como Montaño, Mimbela y Landauri. Alianza se aleja cada vez más de su camino al título y ahora la administración ya no puede echarle la culpa a Mosquera. En todo el año, no ha definido un estilo. El partido de hoy es otra muestra de ello.
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