Vestía una chompa oscura con un brillante por encima. Cerró sus ojos azules para ocultar los nervios frente a un auditorio lleno de personas, de intereses, de esperanza y muchas otras cosas ligadas a la expectativa. Introdujo la mano derecha en la copa, sacó una hoja (y no una bolilla fría o caliente como se piensa) y se la entregó a su padre, Teófilo Salinas. Teófilo era en ese entonces el presidente de la Conmebol y era el encargado de descubrir qué nombre estaba escrito en la hoja que extrajo su hija, Verónica, de apenas 14 años. Lo que decía la hoja hizo estallar a todos de alegría: la Selección Peruana estaba en la final de la Copa América 1975.
Brasil pegó primero
La Selección Peruana le había ganado 3-1 a Brasil en la primera semifinal de la Copa América 1975. Luego de este histórico triunfo en el Mineirao, el pase a la final era algo fijo para la afición. El partido de vuelta se programó para el 4 de octubre en Matute, y la bicolor podía clasificar hasta con una derrota por la mínima diferencia. La expectativa era total y se formaron largas colas para conseguir una entrada.
Al estadio de Matute llegó Teófilo Salinas junto a su hija Verónica, que cursaba el segundo año de secundaria en el San Silvestre. El mandamás del fútbol sudamericano se instaló en el palco de dirigentes, mientras que la chica de rubia cabellera estuvo en la tribuna occidente. La Selección Peruana perdió 2-0 con autogol de Julio Meléndez y gol de Campos. Los goles de la semifinal de vuelta (You Tube)
La duda fue grande tras el triunfo brasileño. El marcador global acabó 3-3 y las reglas no decían qué hacer en caso de empate en puntos y en goles. Los dirigentes decidieron en realizar un sorteo para definir al finalista, pero no se sabía quién lo realizaría. Justo ahí entró Verónica para buscar a su padre y la decisión fue unánime: ella sería la encargada de decidir el futuro de la Selección Peruana y Brasil. Tremenda responsabilidad.
Fiesta nacional
El salón de actos de la Asociación Nacional de Fútbol, (ANF) ubicado en el estadio Nacional, fue el lugar elegido para el sorteo. La Federación Peruana de Fútbol no tuvo nada que ver con esta selección en los años de gobierno militar, primero de Velasco Alvarado y luego de Morales Bermúdez. La expectativa y la tensión se combinaban en sus instalaciones.
Ya habían pasado dos horas desde la victoria de Brasil cuando Teófilo Salinas reunió a Augusto Moral, dirigente peruano, y Coronel Guillermo Ferreyra, representante brasileño, le pidió a cada uno que escriban el nombre de su país en un papel y las depositaran en una copa. Luego vendría la historia ya conocida, Verónica llevaba a la Selección Peruana a la final del torneo.
Verónica Salinas en el momento del sorteo (USI)
La hija de Teófilo Salinas se convertía en una nueva heroína del fútbol peruano, era la escolar más querida de la noche. La Selección Peruana finalmente lograría la segunda Copa América de su historia tras ganarle a Colombia en Caracas. ¿La más feliz? Verónica Salinas, la niña que le ganó a Brasil.