Cuenta regresiva. La violencia se apoderó el sábado de la final de la Copa Libertadores 2018 entre los archienemigos River Plate y Boca Juniors y obligó a la postergación del partido para este domingo 25 de noviembre tras ser suspendido por un cobarde ataque al autobús 'Xeneize'.
El presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, aseguró que sus homólogos de River, Rodolfo D'Onofrio, y de Boca, Daniel Angelici, acordaron "un pacto de caballeros" para suspender este sábado la inédita final entre los clubes más populares y poderosos de Argentina.
El autobús que transportaba el plantel auriazul al estadio Monumental, casa del 'millonario' en el barrio de Núñez, en el norte de Buenos Aires, fue atacado con piedras, palos y gas pimienta por cientos de hinchas de River que esperaban en una curva de una calle cercana al escenario.
Boca ha hecho de esta Copa una obsesión, pues persigue el séptimo título para igualar al también argentino Independiente como los máximos ganadores de la Libertadores, mientras que River, que ganó la última hace tres años, busca su cuarta corona.