Cuando Leao Butrón gateaba en el fútbol profesional por el 97, Julio César Balerio ya era el ‘Viejo’. Pero no cualquiera, sino un graduado con honores tras haber jugado históricamente una final de Copa Libertadores con Sporting Cristal. Ahí, precisamente las canas y el fuego se mezclaron. Uno aprendía del otro. De hecho, Leao deseaba los 39 años de Balerio y Balerio los 20 abriles de Leao para ganarle la maratón al reloj, en una carrera corta, donde solo triunfan los profesionales a tiempo completo. Y claro, no importan las canas y las arrugas que se tenga encima, si la obsesión es ganar siempre.
Bajo esa escuela rígida, dictada por un catedrático como Balerio, nació Leao Butrón en un fútbol que parece no estar hecho para él. Nunca metido en un escándalo mediático, jamás escapando a las peguntas de la prensa en tiempos difíciles y siempre respondiendo con el ejemplo de un profesional que se capacita en las aulas cuando sale de las duchas, al estilo del crack de Juventus, Giorgio Chiellini, el máster que se graduó en Italia con una tesis en Administración de empresas.
En resumidas cuentas, estamos hablando de una persona impecable, un papá ejemplar y, sobre todo, un buen líder. Ese es el portero de 40 años que conduce a Alianza Lima, sin la necesidad de tener puesta la cinta de capitán. Y lo demostró ayer en el clásico ante Universitario de Deportes, donde atajó de todo (hasta un penal) y todo lo hizo bien, a pesar de que una lesión casi le impide terminar la que fue su propia Champions League, en un sábado cargo de comparaciones con Gianluigi Buffon. Pero él es Leao Butrón.
Su larga trayectoria no se resume en un partido con triunfo ante el rival histórico, sino a la línea de carrera que decidió trazar por amor al fútbol, a su familia aliancista, que encabeza su abuelo ‘Don Lucas’, el hincha histórico de Alianza Lima con 102 años de edad, del que Leao se alimentó de puro sentimiento blanquiazul. De hecho, en una profesión donde mandan los dólares, es difícil encontrar a un apasionado descontrolado que juega por amor a la camiseta como Butrón.
Ni siquiera Gustavo Roverano, el portero con el que compartió el título del 2003 con Alianza Lima, sabe exactamente cuánto tiempo más le darán las piernas a Butrón para seguir atajando en el fútbol profesional, pero su buen momento – dice – solo le pasan a “los buenos profesionales”. A esos que aún escuchan los consejos de Balerio, el mejor arquero del fútbol peruano que ni siquiera los amigos, como Roverano, recuerdan la edad en la que se retiró.
LEE ADEMÁS...