Capitán de la selección. Y el de rendimiento más alto en el empate ante Nueva Zelanda. Alberto Rodríguez llevó el distintivo que solo los líderes están capacitados a portar. Merecido. Merecidos también son los elogios que recibió por su actuación. Pasan los partidos, y el ‘Mudo’ juega cada vez mejor. Pertenece a la ‘U’, pero bien podría estar en un equipo ‘top’ de América.
En Wellington, por errores propios y virtudes de ellos, cuando un riesgo parecía aproximarse al arco de Gallese, el defensor resolvió con solvencia y pulcritud las veces que se le requirió. Así ha pasado en los 11 partidos que ha jugado en las recientes Eliminatorias, en los cuales no recibió ni siquiera una amarilla. Lució atento para leer las jugadas y se anticipó a los atacantes antes de que reciban la pelota. Por arriba y por abajo. O también para ayudar en salida.
Jaime Duarte, mundialista peruano en Argentina 78 y España 82, llama a eso la habilidad de la intuición. El hecho de saber qué jugada va a venir luego. Situaciones que, de seguro, vivió Rodríguez de adolescente, cuando era delantero centro. Y desempeñando esa función, el ‘Chiquillo’ lo conoció por primera vez, mucho antes de llegar a Sporting Cristal: “a los 11 años, en una escuela de Mirones (un barrio del Cercado de Lima)”, cuenta a Depor. “Sabe manejar los tiempos. No necesariamente tiene que hacer un gran esfuerzo para hacer los cruces”, agrega.
Por su personalidad y, sin necesidad de compararlos, a Duarte le hace recordar al histórico Héctor Chumpitaz, el ‘Capitán de América’, con quien compartió vestuarios por muchos años en la selección. “Chumpitaz no te hablaba, aunque con su accionar dentro del campo, daba a entender qué es lo que se tenía que hacer”, cuenta Duarte. Y Rodríguez, más o menos, tiene esas características.
Alberto, complemento perfecto de Christian Ramos en la zaga, ha demostrado que su experiencia pesa. Piensa y ejecuta antes que cualquiera. Con la ‘blanquirroja’, nunca decepcionó. Serenidad, fuerza, inteligencia y carácter son palabras que se le asocian perfectamente. A sus 33 años, Rodríguez es el abanderado de un grupo que sueña despierto con el Mundial, y que deberá hacer el trabajo para hacerlo realidad. Allí, en la cancha, donde el ‘Mudo’ siempre habló.