Infografía: Marcelo Hidalgo
Estamos acostumbrados a perder. No nos sorprende que, por ejemplo, uno de nuestros equipos se quede en la primera fase de la Copa Libertadores. Nos hemos acostumbrado a que nos vaya mal. No significa que no apoyemos, ni mucho menos que no nos ilusionemos. El día de los sorteos, en el caso de los torneos de clubes, somos muchos los que cruzamos los dedos esperando que toque el rival que consideramos menos complicado. Cuando juega la Selección Peruana, son pocos los que prefieren no ver el partido, por más difícil que 'pinte'. Queremos creer, pero si nos eliminan o perdemos no pasa nada. Nos duele, obvio, pero no sorprende: es más de lo mismo. Desde hace ya algún bien tiempo es así, más de lo mismo.
Ese año fue distinto. La suerte, como pocas veces, estuvo de nuestro lado. Ese 1997 nos hizo creer otra vez. Nos hizo pensar que, por fin, las cosas habían cambiado. Que el fútbol nos compensaba, de golpe, todos los años de espera. Que la maldición si es que existía se había terminado. Sporting Cristal jugaba la final de la Copa Libertadores, Universitario de Deportes peleaba en la Copa Conmebol, la Selección Peruana estaba a puertas de Francia 1998 y, como si se tuviera que equiparar los logros, Alianza Lima luchaba por romper una sequía de 18 años sin campeonar.
Solo lo último sucedió. El resto quedó en ilusión. No hubo títulos ni celebraciones que entren en un palmarés. Seguimos acumulando años sin ir a un mundial. Sin embargo, se compitió como nunca antes. Ahora, a 20 años de esa temporada atípica en nuestro fútbol, creímos necesario recordar que, aunque estemos acostumbrados a perder, vale la pena creer. Porque no importa cuántas veces caigamos, siempre se puede volver a ganar.
1. Sporting Cristal: a un paso de la gloria (agosto)
Terminó el partido y olvidó que el segundo puesto también recibía medallas. Olvidó todo. Su equipo, Sporting Cristal, en el que había debutado cinco años atrás, acababa de perder la oportunidad de ser campeón continental. Nolberto Solano tenía recién 21 años, pero ya sabía lo que era jugar una final de la Copa Libertadores. Y también lo que era perderla. Lo aprendió ese 13 de agosto, tras caer 1-0 ante Cruzeiro, en Brasil.
"El que hacía el gol, ganaba. Tuvimos la opción más clara con Julinho, pero por mala fortuna no le tiró bien. Y mala fortuna tuvo Balerio, también, porque el balón se le resbaló. Estaba para cualquiera. Sergio (Markarián), como todo técnico, estaba muy orgulloso, pero nosotros estábamos con toda la bronca. Me acuerdo que yo no fui a recibir mi medalla. Me olvidé que había premiación para el subcampeón. Me fui con el 'Viejo' Balerio. En las duchas los dos llorábamos", contó.
En ese entonces, como ahora, era extraño que un equipo peruano pase de la fase de grupos. Cristal dio la contra a los incrédulos y lo logró. Jugó 14 partidos: ganó cinco (a Cruzeiro, Gremio, Vélez, Bolívar y Racing), empató cuatro (dos con Alianza, uno con Vélez y otro con Cruzeiro) y perdió los cinco restantes. "Lo normal era no pasar las primeras etapas, pero nosotros ambicionábamos a algo importante. Fuimos creyendo de a pocos. No íbamos como candidatos. Eso fue menos presión. Además, teníamos un equipo muy bien armado. Una excelente columna vertebral con Balerio, Maestri, Garay. Complementábamos con Soto, con el 'Chorri'. Éramos un equipo muy competitivo. Los equipos de afuera se preparan mucho porque saben que es otro nivel. Tiene que ver también con el presupuesto".
Sporting Cristal en la final de la Copa Libertadores.
2. Universitario: luchando por el podio
José Luis Carranza jugó de 1985 hasta 2004 en Universitario de Deportes*. Lo suyo fue la garra en el mediocampo, el tirarse de cabeza si era necesario. No tanto la técnica y mucho menos los goles. En esos 19 años con la camiseta crema, anotó solo ocho. Uno de ellos fue ese año, en la Copa Conmebol.
Universitario representó a Perú en ese campeonato que contó con 18 equipos de Sudamérica. Los cremas fueron los primeros en jugar la final de una Copa Libertadores, en 1972. Ya habían demostrado que tenían estirpe copera. Y ese año, 25 después, buscaban repetir la hazaña, aunque en otro torneo continental.
El debut fue a lo grande: goleó 3-0 a Técnico Universitario, de Ecuador. El gol del 'Puma' llegó a los 44' con un zapatazo. Tras igualar 0-0 en la vuelta, los merengues clasificaron a la siguiente fase, en la que vencieron al colombiano Deportes Tolima. Pero la ilusión terminó en la semifinal. Atlético Mineiro de Brasil fue más y dejó a Universitario de Deportes en el camino, pero con una buena campaña por recordar.
Futbolistas de Universitario de Deportes celebrando uno de los goles ante Tolima. (USI)
3. Selección: a puertas del Mundial
No hay excusas, dice 'Ñol'. Porque si hubieran conseguido un empate en lugar de una derrota ante Uruguay (2-0), por ejemplo, o un triunfo en vez de una igualdad frente a Argentina (0-0) o Ecuador (1-1), la Selección Peruana hubiera clasificado al Mundial de Francia 1998. Pero no se pudo. La bicolor se quedó fuera por diferencia de goles. En octubre, llegó a Chile con tres puntos más que el rival, pero ese 4-0 en contra nos dejó virtualmente eliminados.
"Cuando pienso en eso me da nostalgia. Le doy vueltas. Nos encontramos con un Chile que tenía dos goleadores que venían con una racha espectacular: Iván Zamorano y Marcelo Salas. Como lo que son Suárez y Cavani ahora en Uruguay. Ellos te hacían goles como locos", cuenta Solano. Sin embargo, hubo factores externos que también influyeron. Encontrar la cancha cubierta por un plástico la noche del reconocimiento y escuchar pifias en lugar de nuestro himno fueron solo algunas.
"Se creyó que el himno iba a enraizar a nuestros jugadores, pero ahora que he visto el video del partido creo que la pifiada los asustó", dijo esa vez el entonces presidente de la FPF, Nicolás Delfino. Pero para Nolberto Solano no hay pretextos. "No hay que buscar excusas. Nosotros sabíamos que habría molestar. Chile tenía que jugarse su partido. Uno analiza fríamente y tal vez tuvimos que viajar solos. Por todos lados había gente que nunca habíamos visto. Eso nos distrajo. No pudimos descansar y Chile sacó provecho", dijo. El resto fue historia. Una linda mientras duró.
Nolberto Solano cantando el himno en Chile.
4. Alianza: el fin de una sequía
"Vas a ser el cuarto arquero, porque Francisco Pizarro es el titular", le dijeron a Christian Del Mar cuando llegó a Alianza Lima. Él sabía la presión que significaba ir a un equipo que llevaba 18 años sin sumar un título, pero no se intimidó. "Tranquilo, conmigo vas a campeonar", respondió. Tal como le habían advertido, 'Pancho' iba bajo el arco. Él, entonces, tuvo que esperar en la banca. Hasta el 3 de mayo. Ese día,tras ir perdiendo 4-2 en Matute, la blanquiazul apeló al corazón y le ganó 5-4 a Cristal. Fue un partido de colección. De esos que, por lo menos para el 'Loco', no se olvidan nunca. Y no solo por haber volteado el marcador, sino porque tuvo como consecuencia su titularato: pudo darle vuelta a la historia.
"A la siguiente semana Jorge Luis Pinto me dijo que yo tapaba. Tapé hasta fin de año y salimos campeones. El hincha estaba muy agradecido. Yo iba a restaurantes y no pagaba. En Wong me regalaban un carrito semanal de víveres. Iba al cine y el de la boletería quería pagar mi entrada. Fue un año espectacular. Pinto tuvo mucho que ver. Es de los más estrictos del fútbol. Se podía aparecer a las 12:45 am. en tu casa y esperar a ver si salías. Los lunes corría a tu lado porque, si has ingerido alcohol, tu sudor huele a alcohol. Le cambió la cara al equipo poniéndole terno. Nosotros viajábamos con terno. Algunos no querían, claro. Marco Valencia, por ejemplo, no usaba corbata e iba en sandalias. Esa disciplina influyó al 100% para poder campeonar. Nos hicimos más profesionales. Eso se contagia".
Para el 'Loco', esa mano dura que le tocó vivir fue necesaria para conseguir la regularidad que, finalmente, y tras ganar el Apertura y el Clausura, lo convirtió en el campeón de 1997. "*Alianza Lima* ahora necesita un cambio, jugadores correctos. Al jugador no se le puede esperar. A los agrandados, los bajas en una. Tienen que saber lo que pesa la camiseta. Otro equipo no puede pintarte la cara en tu casa. Se necesitan jugadores polifuncionales. El arquero ya no puede estar debajo de los palos. Ahora se tolera mucho. La presión debe tomarse como un reto. A mí siempre me gustó lo difícil. Ahora el jugador es muy comodón".
Momentos previos al partido del título, en Talara.
Ese 1997 fue un año inolvidable. No sumamos trofeos ni títulos, es verdad, pero volvimos a creer. Tuvimos campañas que no se lograron ni antes ni después y demostramos que se puede ir más allá, aunque algunos prefieran creer que no. Ahora nos toca volver dar la contra a los incrédulos y, sobre todo, crear nuevas historias. Ojalá incluso mejores que las de 20 años atrás.
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