Aunque muchos aficionados no le perdonan no haber rendido nunca con la Selección Peruana en la medida en que lo hace en los clubes donde juega, la carrera europea de Claudio Pizarro es a todas luces exitosa e irreprochable.
Solo un profesional dedicado podría haber llegado a donde él llegó y mantenerse por 20 años seguidos en el primer plano de fútbol europeo. Verlo ayer jugando a sus 40 años con el Werder Bremen nada menos que ante el Borussia Dortmund, habla de su vigencia en el balompié alemán. Y encima, anotando un golazo, con calidad y clase, para sellar su actuación con una anotación adicional en la definición de penales, y clasificando a los cuartos de final de la Copa Alemana.
Cuando tantas promesas parecen perder el rumbo por unos dólares más, el ejemplo del Bombardero de los Andes, un jugador que solo vistió cuatro camisetas en las dos décadas que lleva su periplo europeo, se agiganta.
Hace unos días, Ricardo Gareca nos decía que, en la medida de lo posible, lo más recomendable es que los jugadores se estabilicen en una liga y se consoliden allí. Eso les permite alcanzar su mejor rendimiento y lograr estabilidad deportiva y emocional, ya que los sucesivos cambios -de idioma, cultura y maneras de trabajar– les pueden jugar en contra.
De inmediato se nos vino a la cabeza el caso de Claudio Pizarro, un profesional del fútbol que, salvo un año en Inglaterra, ha hecho toda su carrera europea en Alemania, donde es el máximo goleador extranjero, brillando en el Bayern Munich tanto como en el Bremen, donde ya es una leyenda.