Nadie discute el aporte motivacional y el dominio de camarín que puede volcar un jugador de la talla internacional como Juan Manuel Vargas a este nuevo Universitario de Deportes. Nadie discute tampoco que, con su renovada forma física, ‘El Loco’ pelee con argumentos más futbolísticos que de hoja de vida - y ya recuperado - el puesto de lateral izquierdo con Jersson Vásquez y Joaquín Aguirre, ambos de silenciosa pero destacada actuación en lo que va de la era Pedro Troglio.
Si bien es cierto, Juan Manuel Vargas, hoy, genera más ruido emocional y pretensioso en un equipo peruano (de los pocos) que pretende caminar por la senda de la regularidad física, amparado de los buenos resultados, como los que ha conseguido Pedro Troglio. De hecho, el mérito del argentino no solo se centra en sus dos partidos ganados de dos disputados, sino en la apuesta y respuesta de pulmones frescos, que generan menos prensa que ‘El Loco’.
Hasta el momento, Pedro Troglio, ha hecho un impecable trabajo al despertar de la siesta a una plantilla envidiable. Le ha devuelto, además, un poco del espíritu ‘de garra’ a un camarín expuesto a la crítica y ha delegado, cual niñera, responsabilidades a los constantes irresponsables. Pero el único tropezón del argentino se ha enfrascado en su propio verbo, al exponer tan abiertamente su excesivo gusto por Vargas y dar pie que las interpretaciones apunten a una futura titularidad del futbolista, cuando aún el ex Fiorentina no ha hecho los méritos suficientes para arrebatarle el puesto (una vez recuperado) a dos obreros como Vásquez (31) y Aguirre (21 años).
Forzar una titularidad de Vargas sería exponer al jugador más de lo se hizo en la era Roberto Chale. Primero, que ‘El Loco’, en mejor forma física, se recupere verdaderamente de la inactividad y luego piense en pelear el puesto. Segundo, que le cueste entrar al equipo titular y su juego sea capaz de revertir el convencimiento de Troglio, quien se declaró ser un técnico disgustado con las rotaciones de jugadores.
Es resumidas cuentas, la titularidad de Vargas no debería ser materia de preocupación para Troglio. Muy por el contrario, el argentino debería centrarse en seguir reduciendo el margen de error de su defensa y continuar alimentando su clima laboral, delegando más confianza a hombres, como a Ángel Romero y a Enmanuel Paucar, y no a nombres.
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