“Uno vuelve donde alguna vez fue feliz”, dice una frase. En el fútbol, ser campeón es sinónimo de alegría, tanto para el club como para sus hinchas. Y los entrenadores son los artífices de esos gritos de desahogo que se terminan gestando a fin de año. Hablando de ello se me pasa por la mente el nombre de Pablo Bengoechea, quien esta semana confirmó su regreso a Alianza Lima, equipo con el que acabó una racha de once años sin títulos. ¿Podrá mantener el camino del éxito?
El uruguayo, en Matute, se siente en casa, de eso no queda ninguna duda. A su manera –muchas veces criticada y otras tantas halagadas– superó a todos en un año excepcional para el cuadro ‘blanquiazul’ como el del 2016. Una temporada después, bajando revoluciones, volvió a llegar al partido definitivo, pero sin final feliz. 165 puntos en dos tablas acumuladas que, sin duda, lo posicionan como uno de los técnicos de lo que va del siglo para los fanáticos aliancistas.
Ahora, en un 2019 que empezó complicado en La Victoria, Pablo deberá retomar esa regularidad de la que no se sentía tan convencido de poder mantener cuando dejó la institución en diciembre del 2018. Con fichajes a su gusto, una columna vertebral inquebrantable y una hinchada que lo apoya al 100%, el ‘charrúa’ intentará repetir lo que alguna vez hizo Marcos Calderón en los banquillos de Sport Boys, Universitario y Sporting Cristal.
Un rara ‘avis’
Un ganador como pocos. El ‘Chueco’ tocó el cielo en 1975, cuando su selección peruana levantó la Copa América, pero todo lo que hizo antes lo llevó a ser catalogado como uno de los mejores –sino el mejor– entrenadores en la historia del fútbol peruano. Sus títulos lo defienden, cómo no, pero también la regularidad con la que los consiguió.
Diez campeonatos domésticos (con los ‘rosados’, ‘celestes’, ‘cremas’ y ‘blanquiazules’) lo mantienen como uno de los más queridos por todos. Sus ojos no estaban en ningún lugar en particular, pero sí en un verbo que era, nada más y nada menos, el de ganar.
En el puerto logró su primera estrella (1958), para volver 26 años después y dejarle a los ‘chalacos’ su último título profesional (1984). En el camino, tres copas alzadas con Universitario (1964, 1966 y 1967), un paso de gloria por Alianza Lima (1975) y, de paso, una llegada, salida y regreso a Sporting Cristal con tres campeonatos de por medio (1972, 1979 y 1980). Después volvió a la ‘U’ ¿Y adivinen qué? Volvió a ganar (1985).
Sus vueltas eran celebradas como títulos en las distintas instituciones que defendió. Y con razón, porque cada vez que regresaba –sin la necesidad de llamarlo casa– hacía lo necesario para devolver a los clubes a la gloria que ya habían conseguido, años atrás, con él mismo.
Ya no lo repiten
Los regresos de personas queridas nos ponen contentos, pero, a veces, la ficción de lo que vendrá terminar por superar a la realidad. Porque 1+1 no siempre en dos y ahí estará la tarea de Pablo Bengoechea, quien en su regreso a Lima ha devuelto la ilusión a un equipo que parecía haberla perdido en la primera parte del año.
Casos hay en montones. ¿En momentos de incertidumbre por qué no llamar a quien ya conoce la casa? Sí, pues. Un campeón, querido por la gente y trabajador. A veces –casi siempre– la ecuación termina fallando y quienes en su momento se fueron por la puerta grande terminan despidiéndose por la de atrás.
Tanto en la ‘U’ como en Cristal no volvió a aparecer un ‘Chueco’ que enderece el camino. Y en Alianza esperan que ‘Bengo’ haga lo que, en su momento, no hizo Gustavo Costas cuando volvió después del bicampeonato (2003-04). ¿Estará a la altura?
Ivan Brzic y Roberto Chale, campeones con el cuadro crema en 1992 y 1999/00 respectivamente, volvieron en su momento al equipo de Breña con la intención de revalidar sus títulos. Al primero, en 1997, solo le alcanzó para dejar al equipo en la Merconorte (fue segundo en Liguilla Pre Libertadores) y dejar ciertas bases en el equipo para el tricampeonato que estaba a puertas de conseguirse.
El segundo, famoso ‘Niño Terrible’, llegó en un momento de crisis tras la destitución de Luis Fernando Suárez. Entre el 2015 y 2017, el equipo mostró una mejoría, pero todo terminó en el piso cuando Deportivo Capiatá los eliminó de la Libertadores en el Monumental. Ya no había vuelta atrás. Los títulos habían quedado en el pasado y el amor hacia su figura podía terminar convirtiéndose en una rabia eterna. Así, la destitución fue lo mejor.
En La Florida sucedió algo similar con otros dos personajes: Juan Carlos Oblitas y Chemo del Solar. El ‘Ciego’, que logró el bicampeonato entre 1994 y 1995, volvió en 1999 y, después, en el 2007. Al final, en esos seis años (99-00-01 y 07-08-09), hasta tuvo que salvar al equipo del descenso y vivir en momentos de sequía para un club que, en los últimos años, ha vuelto a dominar en nuestro país.
Con del Solar siempre habrá un punto medio por lo que significaba para la ‘U’. Aun así, el técnico llegó en el 2005 y los sacó campeón diciendo incluso que había encontrado una nueva casa. Una temporada llena de polémicas, pero que terminó sacando la mejor etapa del entrenador peruano en el fútbol profesional. Doce años más tarde, tras su buen paso por la Universidad San Martín, terminó de convencer en La Florida, pero no salió como hubiesen querido. Problemas en la interna y malos resultados terminaron sacándolo antes de tiempo.
En fin, casos encontraremos muchos –en fútbol internacional es imposible no pensar en Zidane– y aunque la estadística no juega un partido aparte, Bengoechea tendrá que ir en contra de los números para darle alegría al pueblo ‘blanquiazul’. ¿Podrá seguir marcando historia en el equipo íntimo? A fin de año lo sabremos.
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