Antes de ser técnico, Gareca fue un estudiante aplicado de medicina.
Y tuvo de su lado al mejor docente de la historia del fútbol colombiano. Fue Gabriel Ochoa Uribe, el emblema viviente que lo ganó todo en tierras ‘cafeteras’, de la mano del alumno al que le enseñó los riesgos y la ética de un ‘Médico’. O vives o mueres para algo.
A sus 88 años de edad, ‘Don’ Gabriel recuerda en esa memoria de museo cada anécdota vivida al lado de Gareca, cuando el ‘Tigre’ era un universitario veinteañero con ganas de comerse al mundo, -claro-, cuando rugía en el área con cada gol que lo llevó a graduarse con honores en el 86 y 87 con América de Cali.
Fueron dos títulos los que alzaron y los suficientes para cristalizar una amistad que perdura hasta hoy a pesar de la distancia y la tecnología. De hecho, Uribe Ochoa no tiene Facebook, ni los miles de seguidores de Twitter con los que cuenta Pep Guardiola, ni menos whatsappea con los top mundiales. Para nada.
Actualmente, Uribe no lleva la vida de un médico, su segunda profesión, sino la de un poeta. “Vivo del recuerdo”, nos dice, en un enlace telefónico, el cual se hizo posible gracias a la gratitud de sus hijos, que hoy le devuelven los cuidados que recibieron cuando eran niños.
Para Gareca, el ganador de 13 títulos en el fútbol colombiano es un ídolo y el técnico del que más aprendió a operar sobre una pizarra. “Fue un adelantado de la época”, reconoce el técnico de la Selección Peruana, luego de la sorpresa que le dio Depor.
¡Gracias, ‘Tigre’!, porque nos enseñaste el valor de la vida, al fiel estilo de un médico.